Lo que no debes decir ni hacer como Jefe en una empresa

Los profesionales que deseen convertirse en grandes jefes deben poseer algunas habilidades o conocimientos que los conviertan en líderes capaces de llevar las riendas de una compañía.

Independientemente del buen o mal ambiente que se respire en una oficina, siempre hay que guardar una mínima compostura y la educación debe siempre prevalecer ante todo y más cuando nos referimos a la relación entre un jefe y un empleado.

Ahora más que nunca, al vivir en tiempos de preocupación, ansiedad y stress es cuando un buen empresario debe de mantener a sus empleados motivados.

Mientras que un buen jefe es la persona que se preocupa por sus empleados y que jamás o bajo ningún concepto intentará infundir temor en la oficina o menospreciar a los integrantes de su equipo, el mal jefe se encargará de hacer exactamente todo lo contrario.

Existen frases que los jefes jamás deben repetir delante de sus equipos porque provocan malos resultados y culturas organizacionales poco innovadoras.

Estas palabras, en el contexto laboral, dichas de mala manera y en público, cortan toda posibilidad de innovación de productos o procesos, porque afectan la motivación disposición del trabajador a imaginar nuevas formas de hacer las cosas.

Menos intolerancia, más paciencia para enseñar y silencio para escuchar a tus colaboradores, tanto sus necesidades como sus buenas ideas.

Además de una serie de habilidades y conocimientos, aquellos profesionales que deseen convertirse en grandes jefes, deben tener en cuenta las siguientes frases que como jefes jamás deben decir.

Frases que jamás debe decir un buen jefe

“Siempre lo hemos hecho de esta forma”
Se trata de una actitud cómoda ante una situación. Hacer las cosas como siempre no significa que esté mal, pero innovando seguramente puedan estar mejor. Esta frase evita que los empleados busquen nuevas formas creativas o mejores de solucionar los problemas.

En una empresa, al reclutar talento se tiene como principal objetivo justamente eso: cambiar las rutinas y el estatus quo para innovar y crecer. Si un empleado te presenta una idea o una forma distinta de operar, escúchalo y pruébalo. Nunca sabes de dónde vendrá la idea que te genere millones de soles.

“No tengo tiempo para esto”
Por momentos puede ser cansador tener a muchos empleados ejerciendo presión sobre ti, pero recuerda que una de la 02 funciones de todo jefe es asegurarse que los empleados cumplan con sus tareas de la mejor manera posible y  orientar a sus trabajadores ante cualquier duda que pueda surgirles.

“¿Esto es lo mejor que puedes hacer?”
Es probable que lo que el empleado esté haciendo lo mejor que puede hacer; por otro lado, si no lo es, un trabajador nunca admitirá esta verdad. Un empleado jamás se sentirá bien al escuchar estas palabras. Es necesario usar tácticas de motivación verdaderamente eficaces.

“Hazlo como te digo”
Esta es una orden que puede servir cuando se trata de niños, pero los profesionales tienen el derecho  y a la vez una necesidad de saber el qué, el por qué y el cómo de las tareas que le han asignado.

“Siento interrumpir tus vacaciones, pero…”
Si mientras un empleado está de licencia las cosas salen mal, no es correcto que interrumpas sus vacaciones. Lo más probable es que este problema se deba a tu mala planificación. Nunca se debe molestar a un empleado en sus vacaciones.

“Su predecesor hizo un mejor trabajo”
Este tipo de comentarios son realmente inútiles; dado que lo único que logran es que el empleado se sienta mal. Con este comentario solo se conseguirá que el trabajador se sienta mal y tenga mayor presión.

“Esa es una idea tonta”
Si un empleado plantea una de sus ideas pero recibe este tipo de respuestas, lo único que provocará es que el trabajador no vuelva a expresar ni una idea más. Con este comentario se conseguirá que el trabajador prefiera quedarse callado para la próxima vez.

“Estás haciendo un pésimo trabajo”
Si un empleado está naufragando, lo que menos necesita es a alguien que lo termine de hundir. Por lo que como jefe debes tenderle una mano para que pueda salir de esta situación. Si un empleado no está trabajando correctamente, la manera de encauzarlo no es esa. Se trata de motivar, no de hundir.

“Te ves linda”
Un jefe debe mantener siempre el respeto, así como cierta distancia hacia sus empleados, por lo que jamás será apropiado recurrir a esta clase de frases. Aunque el superior pueda decir esto con buenas intenciones, será mejor que no se arriesgue a que sus palabras sean interpretadas de manera negativa.

“Te lo dije”
Esta es otra frase que no aporta nada, sino que sólo hará sentir peor al empleado que acaba de equivocarse.

«Tienes suerte de tener un trabajo”
Esta frase solo despierta ganas de buscar otro empleo en el que se sientan más valorados. En primer lugar probablemente no conozcas las políticas laborales de otras empresas y en segundo, si el empleado realmente tuviera suerte de trabajar contigo, no tendrías que decírselo de esa manera. Nunca te compares con otras compañías; crea tu cultura empresarial y asegúrate que sea atractiva para el capital humano.

«¿Acaso no haces nada bien?»
Aunque un empleado cometa uno o varios errores, esta frase es muy ofensiva y puede dañar gravemente su motivación. Cuando haya una situación de este estilo, relájate, cuenta hasta 10 (o a 100) y pídele a la persona que explique lo ocurrido. Haz que él mismo reconozca su equivocación y proponga soluciones.

«Que sea la última vez que…»
Ésta es la frase favorita del jefe amenazador. Normalmente la amenaza hace referencia a la liquidación del trabajador, pero lo único que genera es que trabaje por miedo y no por alcanzar objetivos.

«No es mi problema».
Cuando un miembro de tu equipo te explica que llegó tarde por ‘x’, no terminó el trabajo por ‘y’ o no alcanzó las metas por ‘z’, nunca digas esta expresión. No se trata de que «cobijes» a los empleados que sólo presentan excusas, sino de que seas empático y trates de entender la situación. Además, debes asegurarte que efectivamente no sea tu problema, lo que significa que una de tus responsabilidades es proveer todas las herramientas, recursos e incentivos que permitan que el trabajo se realice.

«Para eso te pago».
Una frase muy utilizada por los jefes con sentimiento de superioridad. Con estas palabras le estás diciendo a la persona que es de tu propiedad y que debe hacer lo que tú digas simplemente porque recibe una paga por ello. Si quieres que tu equipo te respete, nunca saques a colación los temas relacionados con los sueldos y tu posición como jefe.

«Tenemos que recortar gastos».
A menos de que tu empresa esté pasando por un momento muy difícil, que ya has comunicado y compartido con tu equipo no digas esta frase. Pero, sobre todo, no recortes sueldos o personal y al día siguiente te aparezcas en la oficina usando un traje nuevo o estrenando un auto último modelo.

«No te pago por pensar, te pago por hacer».
Nuevamente el jefe que se siente superior y habla sobre salarios para recordarlo. Y lo peor: es el jefe que desmotiva la innovación y el crecimiento de la empresa. Por el contrario, haz que buena parte de las descripciones de puestos incluyan un componente creativo e innovador.

«No lo entregues hasta que lo hagas bien».
Esta desagradable frase muchas veces va acompañada de papeles aventados o tirados a la basura. Este jefe tirano disfruta rebajar a sus empleados y hacerlos sufrir. En lugar, observa bien lo que entregó y da una retroalimentación efectiva que impulse a que la próxima vez la entrega sea correcta, pero no por temor, sino por tu buen liderazgo y conducción.

«Lo siento, no hay nada que pueda hacer».
Es la típica del jefe «Poncio Pilato». Ante un posible despido, rechazo de aumento de sueldo u otorgar un permiso, muchos managers usan esta frase para lavarse las manos. Pero como emprendedor, probablemente no sea siquiera cierta. Tú eres quien decide en tu empresa y en tus manos está la satisfacción de tu equipo.

«Los problemas personales no los traigas a la oficina».
Un empleado no es una máquina, y por tanto tiene sentimientos, emociones, ambiciones y deseos. Y cuando alguien trabaja, ejecuta con su cuerpo, pero lo logra gracias a la mente y al corazón. Se un jefe abierto y observador, escucha a la persona y procura ofrecerle tu respaldo.

«Llegaste 10 minutos tarde».
Una cosa es impulsar la puntualidad de tu empresa y otra muy distinta es convertirte en un reloj humano con el fin de regañar a tus empleados. Para que tu empresa sea productiva no debes fijarte en el tiempo que pasa un trabajador sentado en un escritorio, sino en sus resultados.

«Aquí el que manda soy yo».
Los esquemas de trabajo verticales y unidireccionales ya no funcionan. ¿Por qué? Porque los líderes sabios han descubierto que empoderando a sus empleados se consiguen mejores resultados. Si eres un líder, ellos lo sabrán, pero por tu ejemplo, no porque se los digas con altanería.

«La empresa y/o proyecto es mio, no es tuyo…»
Craso error decirle a un empleado que aquello que en lo que trabaja no es de su propiedad. Una cosa es que no pueda adueñarse completamente de él y hacer lo que quiera, y otra muy distinta es que no sea parte de su vida. Finalmente, una persona le dedica más de un tercio de su día a un proyecto y hacer que se sientan parte de él es lo único que genera lealtad a la empresa.

Malos jefes los hay en todos lados y de todas las clases; managers poco motivadores, regañones, insensibles, flojos e irrealistas. Incluso hay quienes disfrutan hacer llorar a sus empleados y que éstos sientan temor con sólo escuchar su nombre. Una noticia para ellos: lo único que provocarán es baja productividad en su empresa, (costosa) rotación de personal y un clima laboral deficiente que no atrae ni retiene talento.

Como emprendedor, es probable que te encuentres por primera vez en esta posición, pero la inexperiencia no es excusa para convertirte en un jefe que no sabe liderar a su equipo y que afecta negativamente su moral. De hecho, hacerlo podría significar la muerte de tu startup, ya que el éxito de toda empresa -sea grande o pequeña- depende de su capital humano.

Aunque la forma de comportarte es el mejor referente para tus empleados, tus palabras también lo son.

«Los líderes más exitosos pueden articular diferentes formas de inspirar a sus trabajadores a lograr los objetivos previstos en el plan estratégico”, explica Darlene Price, presidenta de Well Said, Inc., y autora de Well Said! “Convencer a otros de nuestras ideas exige el uso de las palabras y frases que consigan llamar la atención del resto, capturar y mantener la atención, ganar credibilidad. Los buenos jefes saben de qué estamos hablando. Los malos lo deben aprender”, explica Price en su libro.

Fuente: Internet

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