Las definiciones de abuso sexual abundan en la literatura, encontrándose desde algunas muy escuetas hasta otras más amplias. Se puede decir entonces que el abuso sexual en menores de edad comprende toda la amplia gama de crímenes, interacciones y ofensas sexuales que implique a menores de 18 años como víctimas y a adultos como abusadores; o bien a dos menores de edad con una diferencia de 5 años 12 entre sí.
Éste incluye desde agravios sin contacto físico como el exhibicionismo, la producción de pornografía infantil, el voyerismo y la exposición del niño a la pornografía; hasta aquellos casos en los que media contacto físico, ya sea tocamientos inapropiados (de partes genitales o sexuales) por parte del abusador o la víctima, el jugueteo sexual o la violación. Violación es a su vez la penetración vaginal, anal y/u oral por una parte corporal del perpetrador u otro objeto.
Otro aspecto de la definición de abuso sexual es el involucramiento de un niño en actividades sexuales que no está en capacidad de comprender, para las cuales no tiene el desarrollo suficiente y que no está preparado para consentir. Se trata de una relación de abuso, es decir que existe un desequilibrio de poder; el agresor se encuentra en una posición superior de control sobre la víctima, lo que le brinda a esta última una condición desventajosa.
El abuso infantil es todo daño producido a un niño de manera accidental, por una persona de mayor edad, más fuerte o autoritaria, sobre la que el niño no tiene control, que produce trastornos físicos y mentales que impiden el desarrollo normal para el desenvolvimiento en la vida. La coerción emocional y física que ejerce el abusador sobre la víctima, tiene como fin garantizar su silencio.
Dentro del abuso infantil encontramos el abuso sexual, que consiste en hacer practicar al niño actividades sexuales tales como: tocar o hacer tocar de manera seductiva cualquier parte del cuerpo, no solo los genitales, del niño o del adulto; mirar o hacer mirar las partes íntimas del niño o del adulto, mostrar o tomar fotos explícitamente sexuales, hacer observar al niño actividades sexuales. También puede no haber contacto corporal o visual, como propuestas verbales indecentes, pero que en todos los casos se trata de actividad que el niño por inmadurez no puede comprender y para los cuales no está preparado ni física ni emocionalmente.
El abuso sexual infantil es la formas más severa de maltrato infantil, además en muchos países constituye un delito penalizado por la ley, pero cuando el abuso es intrafamiliar, raramente se descubre la primera vez que sucede, por lo general transcurren meses o inclusive años hasta que el secreto se desvela.
El abuso sexual infantil se presenta mayormente a nivel intrafamiliar es decir son los padres, tíos, hermanos, padrastros, que se aprovechan de la inocencia del niño, situación esta que impacta en gran manera su vida.
Gran parte de los niños traumatizados sexualmente son víctimas de alguien que conoce y en quien se confía, la mayoría de estas agresiones ocurren dentro del entorno habitual del menor y un alto número de los casos reportados tienen lugar entre los miembros de la extensión familiar: abuelos, tíos, primos y otro parientes de la periferia.
Innumerables son los factores y consecuencias que propician esas irregularidades. El abuso sexual sobre menores es una realidad patente de la sociedad actual, siendo los niños los principales perjudicados ya que esta acción constituye uno de los traumas psíquicos más intensos y de consecuencias sumamente destructivas para la estructura de la personalidad.
A pesar de que cualquiera puede ser víctima de abuso sexual, existen algunos factores de riesgo relacionados directamente con el niño: edad y género, aspecto físico, ser un hijo no deseado o adoptado, alteración o discapacidad física, mental o de desarrollo, hiperactividad, ser un niño con mayores necesidades afectivas o ser más expresivo. Además se reconocen algunos factores de riesgo indirectos, porque actúan por medio del cuidador del niño.
Por ejemplo: presencia de hombre ajeno a la familia en la casa, dificultad del encargado para congeniar con el niño, incomprensión del encargado al niño, ausencia de armonía marital, métodos disciplinarios fuertes y físicos, aislamiento social de la familia, encargado farmacodependiente o alcohólico, estatus socioeconómico bajo, habitar barrios en condiciones de pobreza, pertenecer a familias numerosas o desempleo.
A lo largo de la historia se han postulado prototipos de abusadores, cayendo en la generalización; sin embargo, dicha población es muy diversa, heterogénea y no necesariamente pueden clasificarse como pedófilos. Se pueden observar ciertas tendencias y establecer algunas asociaciones, pero lo cierto es que así como la identidad de la víctima puede ser cualquiera, la del abusador también.
¿Qué debo saber para identificar a un abusador?
El perpetrador del abuso suele ser alguien conocido de o cercano a la víctima, contrario a la creencia popular. Se estima que el 70% de ellos son miembros de la familia, amigos, sacerdotes o personas a cargo del cuido o educación del menor, y en especial figuras paternas.
La agresión suele ocurrir dentro de la casa de las víctimas o del abusador, por lo general sitios supuestamente seguros para los niños y donde la víctima no está prevenida, espacios que el abusador domina; es decir que con menor frecuencia se lleva a cabo en lugares oscuros, extraños, solitarios o abandonados.
Un estudio argentino estimó que el 77% de los abusadores convivían con la víctima. En el estudio llevado a cabo por Ramos-Lira y colegas, observaron que del total de mujeres víctimas de tocamientos sexuales, el 60% ocurrieron antes de los 12 años y los abusadores fueron conocidos no familiares en el 41% de las ocasiones, familiares el 39% y desconocidos en el 20% de los casos.
El abusador suele ser en la gran mayoría de casos del sexo masculino (95,5%) y tan sólo una minoría son mujeres; pero también es posible que los abusos perpetuados por mujeres estén infrarreportados.
Existen reportes que indican que en caso de ser el perpetrador un desconocido, la agresión sí se llevará a cabo en parques o calles en el 70% de los casos.
También puede depender del género de la víctima, ocurriendo el abuso sexual con mayor frecuencia dentro del hogar en las niñas y en lugares públicos en los niños.
Sea de quien sea, de quien usted reciba una noticia o alerta por parte de sus hijos, actúe. NO SE CIEGE ANTE UNA PROBABLE REALIDAD, DEMUESTRE INTERÉS, AVERIGUE Y COMPRUEBE LAS ALERTAS Y SEÑALES QUE OBSERVE Y LE COMUNIQUEN SUS HIJOS.
¿Qué medidas podemos tomar si sospechamos que nuestro hijo está siendo acosado o abusado sexualmente?
Tenga en cuenta que existe la probabilidad que el abusador puede ser alguien cercano a la familia, circulo amical o darse en familias conformadas por padrastros, hijastros u hermanastros.
Siendo así, no se haga de la «Vista gorda», «NO piense con el corazón» y se haga incrédulo(a) ante la confesión de nuestros niños sobre si alguien los esta intentado abusar o si ya lo hizo.
Sobre todo si son niñas las que confiesan a sus madres, estas deben dejar de pensar que son ellas las que insinuan, actuando en defensa, sin darse cuenta segadas por el sentimiento, al agresor o abusador, condenándolas a una secuencia de abusos reiterativos.
Sea de quien sea, de quien usted reciba una alerta por parte de sus hijos, actúe y siga las siguientes recomendaciones:
1. Interpretar los signos externos (heridas, hematomas, deterioro en la ropa o en los libros, etc) y los signos psicológicos (mutismo, reserva, llanto, tristeza, rechazo a alguien, temor al verlo, no querer llegar a casa, etc). El diálogo y la confianza es el primer paso, en aras de conseguir que el niño cuente por lo que está pasando para poder ayudarle.
2. Recabar todos los medios de prueba de los que se pueda disponer. Nombre de los testigos, correos electrónicos si el menor es acosado por este medio, mensajes de whatsapp, publicaciones en redes sociales, partes médicos que objetiven lesiones, fotografías, etc.
3. Acudir a los servicios de atención primaria para que el menor sea explorado por un psicólogo y reciba la ayuda psicológica necesaria.
4. Interponer una denuncia escrita en , aportando todos los medios de prueba de los que se disponga. Todos los centros deben cumplir con un protocolo pudiendo acordar medidas de protección del menor acosado mientras se lleva a cabo la investigación, a fin de evitar que se produzcan nuevos acosos.
5. Interponer una denuncia en la institución correspondiente a fin de que comiencen a investigar sobre los hechos (DEMUNA, Ministerio de la Mujer, Fizcalia, etc), a fin de que se depuren las responsabilidades penales y civiles correspondientes ante el acosador e incluso medidas de protección para el menor acosado.
Finalmente, y en todo caso, es importante asesorarse con un abogado parar poder seguir los pasos adecuadamente y conseguir medidas efectivas de protección a la víctima.
El abuso sexual en menores es una problemática alarmante que le atañe a todos los países del mundo, pero es un tema amplio del que aún hace falta investigar. Todo niño puede ser víctima de abuso sexual, independientemente de su género, físico, trasfondo socioeconómico, familiar y demás; al igual que cualquiera puede ser el perpetrador. Si bien en general se tienen datos acerca de la epidemiología y consecuencias de la violencia sexual, no es válido ceñirse a ellos o a los estereotipos que la población suele tener; siempre se deberá tener la suspicacia para no desapercibir posibles agresiones que se puedan detectar y denunciar a lo largo de la vida laboral o social.
Lo anterior es de vital importancia, puesto que se deberá trabajar con las consecuencias derivadas del abuso sexual en los menores; si bien la manifestación de estas es multifactorial y su gravedad depende de diversos aspectos, es esencial brindarles a todos la mejor atención según sus necesidades, una atención individualizada, para asegurarles un mejor futuro. El abordaje del abuso sexual debe hacerse desde distintas perspectivas. Finalmente, todo país debería estudiar la prevalencia de este tipo de violencia con el fin de dirigir más efectivamente las medidas preventivas, y estudiar a fondo cuáles de estas traerán mayores beneficios para toda su población. El abuso sexual es un problema que nos incumbe a todos y por ende debemos estar en la capacidad de contribuir con el combate de este tipo de maltrato infantil.
Fuente: Internet
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