Beneficios psicológicos derivados del ejercicio físico

El ejercicio físico contribuye a mantener una buena salud y a prevenir diversas enfermedades. Incluso, practicarlo de forma regular es una excelente vía para despejar la mente, tomar decisiones y alcanzar el bienestar emocional. Es un arma efectiva contra la obesidad y una herramienta clave para prevenir enfermedades como las cardiovasculares y la diabetes, entre otras. De hecho, cada vez más médicos prescriben deporte como la mejor terapia para tratar determinadas afecciones.

Nos hemos acostumbrado a pensar que la mente y el cuerpo son dos realidades distintas que no tienen nada que ver. Sin embargo, lo cierto es que los médicos y terapeutas están de acuerdo en que cuerpo y mente se modelan mutuamente, trabajan juntos y no se aíslan entre sí. De hecho, su relación y forma de funcionar son fundamentales para nuestra salud.

Los investigadores han descubierto que sin importar la edad o la condición, el ejercicio físico tiene efectos magníficos sobre las capacidades de aprendizaje y el bienestar emocional.

«El deporte son hormonas de la felicidad al alcance de cualquiera”. Es decir, estos beneficios los puede tener cualquier persona. Sin embargo la especialista hace hincapié en la importancia de incorporarlo como un hábito de vida saludable, ya que el deporte que proporcionará mejores resultados en el individuo será aquel que se mantenga con el paso del tiempo.

Sin embargo, esto puede resultar difícil hoy en día ante el ritmo de vida que lleva gran parte de la sociedad y donde el deporte es una tarea más que añadir a la lista. Para que los reajustes que cada persona tenga que hacer al incluirlo en su rutina no caigan en saco roto, la especialista señala que es crucial identificar para qué hacemos deporte, qué tipo de ejercicios nos apetece hacer, y con cuánta frecuencia podríamos comprometernos. No sirve de nada ponernos metas difíciles que podrían llevarnos a abandonar la práctica.

Otros factores a tener en cuenta es ajustar el tipo de ejercicio, la intensidad y la frecuencia en los casos en los que exista alguna patología.

Hasta aquí todos más o menos hemos escuchado alguna vez hablar de las ventajas que tiene para nuestra salud física, pero ¿estos beneficios se trasladan también a la salud mental? La respuesta es sí.


El ejercicio físico mejora la función mental, la agilidad, la autonomía, la memoria, la imagen corporal y la sensación de bienestar, por lo que está indicado en cualquier momento y situación de la vida de la persona.

Muchos problemas emocionales se regulan y se pueden tratar mejor mediante el deporte y la actividad física. Para mirar esto con más detalle, veamos algunos de esos beneficios.

Beneficios psicológicos de hacer ejercicio físico

1. El ejercicio físico incrementa la autoestima

¿Cómo es posible que el ejercicio físico modifique un aspecto tan interno como la autoestima? Simplemente porque al realizar actividades para el cuidado del cuerpo y ampliar los límites de exigencia física, también aumenta la percepción positiva que uno tiene de sí mismo.

Después de hacer ejercicio físico se experimenta una sensación similar a la que se siente cuando se obtiene un logro. Esto, por lo tanto, aumenta la valoración de lo que uno es y lo que uno hace. Además, el ejercicio físico tiene la propiedad de que mejora la apariencia en un tiempo relativamente corto. La piel se revitaliza, el cuerpo se tonifica y todo en conjunto nos hace ver más atractivos.

Verte mejor físicamente te hará sentir bien. El ejercicio continuo mejorará la imagen de ti mismo y mejorará tu autoestima.

2. Produce químicos de la felicidad
Uno de los efectos del ejercicio físico sobre el cerebro es la activación de la producción de endorfinas. Unas sustancias químicas que actúan como neurotransmisores. Su función es la de reducir el dolor físico, casi como lo haría un medicamento, y, a la vez, crear una sensación de felicidad y euforia.

Por esta razón, el ejercicio físico es muy recomendable para quienes tengan síntomas de depresión o simplemente se encuentren “bajos de ánimo”. De hecho, hacer 15-20 minutos de ejercicio resulta muy beneficioso cuando nos sentimos tristes.

3. Reduce el estrés y la ansiedad

Es una de las mejores formas de desconectarse tras una jornada de trabajo. Además, el ejercicio incrementa la producción de norepirefrina (noradrenalina), un químico que puede moderar la respuesta del cerebro al estrés.

La actividad física es una excelente vía para disminuir la tensión muscular, lo cual incide significativamente en los estados de estrés. Por un lado, ejerce una función distractora que permite reducir los estados de alerta y disminuir los niveles de ansiedad. Por otro, el carácter recreativo del ejercicio y del deporte hacen que se liberen muchas tensiones emocionales.

Los neurotransmisores liberados durante y después de practicar ejercicio pueden ayudar a la gente que sufre ansiedad a calmarse.

Además, el ejercicio físico y el deporte contribuyen en el proceso de reabsorción del “cortisol”, también conocido como “la hormona del estrés”. En los estados de miedo, angustia y ansiedad hay una cantidad significativa de esta hormona en nuestro organismo. Al realizar actividades físicas, el organismo la asimila y esto se refleja en disminución del estrés.

4. Protege contra el deterioro cognitivo
El deporte y el ejercicio físico no solo ejercen un magnífico efecto sobre nuestro estado de ánimo, sino que también son determinantes en nuestras habilidades cognitivas. Si se realizan actividades físicas con frecuencia, aumentan varias sustancias químicas en el cerebro que evitan la degeneración de algunas neuronas en una zona llamada “hipocampo”.

Dicho de otra manera, el ejercicio físico contribuye a que nuestro cerebro se mantenga funcionando bien con el paso de los años. Las personas sedentarias están más expuestas a sufrir de enfermedades como Alzheimer al llegar a una edad avanzada.

5. Facilita el control de las adicciones
El ejercicio ha demostrado ser un excelente motivador para quienes desean dejar de fumar. Además de ayudar a recuperar la capacidad pulmonar, también contribuye a reducir los efectos secundarios de la abstinencia.

La actividad física es magnífica como complemento de los procesos de deshabituación y desintoxicación en varios sentidos. Por un lado, incrementa la sensación de control sobre el propio comportamiento. Por otro, ayuda a construir hábitos de vida saludables y reduce los síntomas del síndrome de abstinencia.

El cerebro libera dopamina (el neurotransmisor de la recompensa) en respuesta a un estímulo placentero como el sexo, las drogas o los alimentos. Desafortunadamente, hay gente que se vuelve adicta y dependiente a las sustancias que producen su liberación en grandes cantidades.

La práctica de ejercicio puede ayudar en la recuperación del adicto, pues las sesiones cortas de ejercicio tienen un efecto positivo en los adictos al alcohol o las drogas al postergar el «carving» (al menos a corto plazo).

6. Mejora tus relaciones sociales
A medida que la percepción de ti mismo y tu salud emocional mejoran, tus relaciones sociales también pueden mejorar.

7. Previene el deterioro cognitivo
A medida que nos hacemos mayores se incrementa el riesgo de sufrir enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Realizando actividad física, principalmente entre los 25 y 45 años, se consigue aumentar las sustancias químicas del cerebro que previenen la degeneración de las neuronas del hipocampo.

Además, practicar ejercicio físico de forma regular está asociado con un menor riesgo de mortalidad, como consecuencia de un efecto protector cardiovascular.

8. Mejora tu memoria
Practicar ejercicio regularmente mejora tu memoria y la habilidad de aprender cosas nuevas, pues incrementa la producción de células del hipocampo que son responsables de la memoria y el aprendizaje.

9. Aumenta tu capacidad cerebral
Al hacer ejercicio el cerebro produce más neuronas y más conexiones entre ellas, fenómeno que se conoce como neurogénesis. Por lo tanto, tu cerebro ganará forma y aumentará su capacidad de aprendizaje.

10. Te ayuda a ser más productivo
Una investigación de Schwarz y Hasson (2011) concluyó que los trabajadores que practican ejercicio o deporte regularmente son más productivos y tienen más energía que sus compañeros sedentarios.

Además, si se practica deporte al mediodía, en la pausa de la comida, o antes de ir a trabajar, la actividad nos ayudará a mantenernos más activos a lo largo de la jornada, evitando momentos de bajón o de falta de atención en el trabajo.

Estos son solo algunos de excelentes beneficios psicológicos del ejercicio físico. No es necesario que te vuelvas un atleta. Lo mejor es que logres hacer al menos 15-20 minutos de ejercicio al día. Si no te es posible, prueba con media hora durante tres días a la semana. Seguro que rápidamente notarás sus efectos.

Fuente: Internet

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