La violencia y el estrés infantil ponen en peligro a la sociedad del futuro

En las últimas décadas, varios trabajos de investigación en el mundo, han puesto en evidencia la asociación entre violencia y estrés en los primeros años de vida, con alteraciones en la estructura y función cerebrales, alteraciones psiquiátricas, cognitivas y afectivas, abuso de drogas y alcohol, así como enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 en la edad adulta.


El inaceptable elevado número de niños expuestos a violencia y estrés en nuestra sociedad exige tomar de inmediato acciones para disminuir el riesgo de que un menor se convierta en víctima y prevenir en quienes la han padecido las graves consecuencias neurobiológicas, físicas, mentales y emocionales a corto y largo plazo.

Por lo mismo, es urgente y prioritario la elaboración de programas de prevención y rehabilitación, para el elevado número de víctimas, que tomen en cuenta que la familia, el entorno primario responsable de su protección y sano desarrollo, desempeña un rol crucial en la prevención y restauración del niño que experimenta violencia a temprana edad.

La pobreza en que vive un gran sector de nuestra población infantil constituye una forma importante de violencia.

La violencia y los elevados niveles de estrés que esta genera contra niños y adolescentes de ambos sexos concitan cada vez más la atención por la forma alarmante cómo se han incrementado en los últimos años en todos los niveles económicos y sociales.

Por esta razón, la violencia infantil es considerada actualmente por la OMS como un problema de salud pública en todo el mundo. Está presente en casi todos los ámbitos de la sociedad, como la familia, la escuela, el barrio, las calles, orfelinatos, centros juveniles y otros ámbitos de desarrollo y desenvolvimiento de los niños y adolescentes. El maltrato infantil se ha convertido en una realidad cotidiana, masiva y lacerante.

Esta realidad también la evidencian las cifras de nuestro país: según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), entre enero y mayo del 2018 se atendieron 15.951 casos de violencia contra menores en los centros de emergencia mujer (CEM) de todo el país; cifra mayor en un 49% a lo observado en el mismo período del año anterior (10.720).

En el Perú, según cifras de los centros de emergencia mujer en el 2017, hubo 21,600 casos de maltrato infantil, pero es muy preocupante que solo en los meses de Enero a Mayo del 2018 según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) ya hay 15.951.

La mayoría de los casos (de maltrato infantil) atendidos corresponde a violencia psicológica y física. Ambos tipos de maltrato representan más del 80% de las denuncias en niños; mientras que en adolescentes llega al 70%. Sin embargo, este último grupo registra la tasa más alta de agresiones sexuales, que bordean el 30% del total.

Con respecto al ámbito geográfico, la mayor incidencia de violencia infantil se observa en las regiones de Lima (5.817), Arequipa (1.798), La Libertad (926) y Junín (865). Estas cuatro concentran el 59% de las denuncias.

Según el MIMP, más del 90% de los castigos físicos o psicológicos y el 20% de las agresiones sexuales contra menores de 5 años fueron infligidos por el padre o la madre. En tanto, los parientes cercanos y los vecinos figuran como los principales responsables de la violencia sexual en niños de 6 a 11 años y adolescentes.

¿A qué factores obedecen los altos niveles de violencia infantil?
La violencia es un comportamiento cultural expandido en todos los estratos sociales. Sería muy grave asociar la violencia con la pobreza. Es importante resaltar la resiliencia de algunas personas criadas en entornos violentos para abordar de manera distinta las diferencias.

¿Cuáles son los efectos de la violencia en el desarrollo infantil?
Se ha demostrado en el Perú que cuando el niño está expuesto a la violencia familiar tiene bajo rendimiento educativo. Las víctimas tienen malos resultados en matemáticas o lengua, por ejemplo. La violencia de cualquier tipo afecta al cerebro de un niño tanto como la anemia.

Cabe señalar que, los menores que han sufrido malos tratos durante la infancia muestran un mayor riesgo de presentar conductas antisociales y violentas durante la adultez, fenómeno que se ha denominado «ciclo de la violencia» con un alto costo no solo humano sino social. Por ello, los efectos negativos del maltrato infantil pueden retrasar el desarrollo económico y social de un país.

Es por ello, que se hace urgente velar por el crecimiento y desarrollo de las actuales y siguientes generaciones de niños y adolescentes protegiendo su potencial de desarrollo, su potencial intelectual, su potencial social, su capacidad de reír, de pensar, de soñar y aspirar a cosas grandes, de análisis crítico de la realidad, de solidaridad, de luchar por las causas justas, de ser una persona en todo el significado de la palabra. No es una exageración afirmar que está de por medio nuestro futuro como comunidad, como sociedad, como país. Solo un país donde cada niño y adolescente tengan condiciones de vida dignas y reciban el cuidado y apoyo necesario para el desarrollo de todo su potencial será un país justo, solidario y próspero.

Los adultos de cada familia tenemos desde hoy una gran responsabilidad.

Fuente: Internet

Click aquí: «El afecto es vital para desarrollo emocional de un niño».
Click aquí para ver el vídeo: «Barrera Contra la Violencia». Campaña UNICEF – FPF

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