El sedentarismo ¿Qué es y cómo enfrentarlo?

El sedentarismo es el estilo de vida en el que se incluye poco ejercicio físico y predominan las actividades como mirar televisión, trabajar frente a una computadora o leer, sin requerirse mucho más consumo de energía que el necesario para respirar. Ocurre frecuentemente en ciudades modernas donde la organización tiende a evitar el esfuerzo físico, y en las personas que se dedican más a las actividades intelectuales.

La falta de actividad física constituye un serio problema de salud en todo el mundo, predominantemente en países desarrollados. El sedentarismo se asocia con un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y mayor mortalidad por todas las causas. Se sabe que el mismo predispone a condiciones crónicas comunes como sobrepeso, obesidad, diabetes, problemas osteomusculares, cansancio ante la necesidad de caminar, correr o hacer esfuerzos por falta de aptitud aeróbica, elevación de los valores de colesterol, estrés y hasta cáncer.

Parecería que el ejercicio físico reduce la muerte, el riesgo de infarto, de accidente cerebrovascular, el desarrollo de diabetes, de cáncer de colon y de mama, de hipertensión arterial, de depresión y previene caídas mejorando el rendimiento cognitivo y la aptitud aeróbica en los adultos mayores.

Varios estudios han hallado una asociación entre el nivel de actividad física y diversos desenlaces positivos, siendo más marcados los beneficios a mayor nivel de actividad física.

En todo el mundo se calcula que 1 de cada 5 adultos es sedentario. Esto es particularmente frecuente en países desarrollados y en mujeres, adultos mayores y personas con ingresos más bajos. A la falta de actividad física regular se suma el tiempo dedicado a conductas sedentarias como trabajar en computadora o mirar televisión.

¿Cómo enfrentar al sedentarismo?

Las modificaciones en los hábitos alimentarios y la reducción en la actividad física debidas a nuevas estructuras sociales y de trabajo están originando que enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, determinados tipos de cáncer y otras, estén alcanzando cifras de auténtica epidemia en nuestro entorno. La meta principal de las políticas de salud pública es ofrecer a las personas las máximas oportunidades de disfrutar de muchos años de vida saludable y activa y por tanto, se requieren de manera urgente medidas para prevenir las consecuencias adversas de unos hábitos alimentarios inapropiados y de la inactividad física.

Por tanto, la mejopr manera de evitar y/o enfrentar el sedentarismo, es incluir la actividad física como parte del régimen diario, sumado a una buen régimen alimentario, la nutrición y la salud.

La actividad física regular:

  • Protege contra un aumento de peso perjudicial y las personas que mantienen una actividad física elevada son menos propensas a engordar, ya que mantienen una mayor cantidad de masa magra, lo que les ayuda a tener un metabolismo más activo evitando que pierdan masa muscular y acumulen grasa.
  • Reduce el riesgo de padecer diabetes tipo II con independencia del grado de adiposidad y ejercicios vigorosos pueden aumentar sustancialmente la sensibilidad a la insulina.
  • Un mínimo de 30 minutos de actividad física de intensidad, cuanto menos moderada, la mayoría de los días de la semana es suficiente para mejorar la salud cardiovascular hasta el nivel comprobadamente asociado a un menor riesgo de ECV.
  • Mantener un peso adecuado en adultos procurando que el IMC se encuentre entre el intervalo de 18,5 y 24,9 kg/m2 y realizar una actividad física como caminar a paso ligero podría tener un efecto adicional de prevención del cáncer. Se calcula que el peso corporal y la inactividad física son responsables de entre la quinta y la tercera parte de varios de los cánceres más comunes, concretamente los cánceres de mama, colon, endometrio, riñón y esófago.
  • Mantiene o incrementa la potencia muscular, la coordinación y el equilibro como determinantes importantes de la propensión de caídas es beneficiosa para prevenir las fracturas osteoporóticas.
  • El levantamiento de pesos a lo largo de toda la vida, especialmente de forma vigorosa y con participación de los huesos, aumenta la masa ósea máxima durante la juventud y ayuda a conservar la masa ósea en edades más avanzadas de la vida.

Además dentro del concepto de «actividades físicas» se incluyen las actividades del hogar, la actividad física recreativa, la actividad ocupacional y el ejercicio físico entre otras. Este último sería una forma de actividad física planeada, estructurada y repetitiva cuyo objetivo es mantener o mejorar el estado físico del individuo.

Las personas con estilo de vida sedentario deberían comenzar gradualmente con actividad física al inicio en pequeña cantidad para ir incrementando la duración, frecuencia e intensidad acorde a su condición. Los individuos con movilidad deficiente, deberían mantenerse tan activos como su condición se los permita para evitar problemas de equilibrio y caídas.

La guía de actividad física para americanos recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada (como caminar rápido o limpiar la casa) o 75 minutos de actividad física intensa (como correr o realizar flexiones de brazos) por semana, para considerarse no sedentario.

Sin embargo, no existe una única prescripción de ejercicio para todos los individuos y ésta debería ser personalizada según el riesgo y las capacidades individuales. También es razonable promover un aumento de la actividad, incluso si los objetivos específicos no se cumplen completamente aplicando un enfoque personalizado en lograr la persistencia evitando lesiones asociadas.

Un mayor ejercicio en la edad mediana de la vida, se asocia con disminución de la morbilidad en etapas posteriores.

Fuente: Internet

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