La causa principal de la aparición de los odiados calambres es la pérdida de electrolitos (minerales) por exceso de sudoración. Al disminuir los niveles de calcio, magnesio, potasio y sodio, los músculos dejan de funcionar correctamente, explica el médico deportivo Julio Grados.

El déficit de vitaminas B1 y B6, los defectos en la postura y las várices también los generan, acota el cirujano vascular César Carmelino. Asimismo, pueden deberse al uso de tacones, el consumo de diuréticos, y el Parkinson y la diabetes.

Para aliviar el calambre es necesario apoyar la punta del pie de la pierna afectada en la pared, con el talón fijo en el suelo y la rodilla extendida. Para estirar los músculos, lleva el cuerpo hacia la pared, sugiere José Peralta.
 
Estira la pierna acalambrada y, mientras mantienes la otra con la rodilla flexionada, lleva el tronco hacia adelante y trae suavemente la punta del pie hacia arriba, detalla el fisioterapeuta José Peralta.

Realizar ejercicios de estiramiento antes de empezar tu rutina y al finalizarla para evitar los calambres.

 -Gradúa la intensidad y duración de la sesión. Asegúrate de mantenerte hidratada.

-Interrumpe la práctica si presentas un espasmo muscular. Estira el músculo y dale un masaje suave.

Generalmente, “la contracción muscular involuntaria se presenta por las noches, porque mientras dormimos realizamos un movimiento brusco que desencadena el endurecimiento del músculo del pie o de la pantorrilla. En los adultos mayores, con insuficiencia venosa, el espasmo ocurre porque el músculo carece de una adecuada irrigación sanguínea”, explica el traumatólogo ortopedista Julio Grados.

Superado el espasmo muscular, suspende toda actividad y descansa, toma agua o una bebida con electrolitos. Consumir plátano también ayuda.

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