El asma es una enfermedad crónica de los pulmones que inflama y estrecha las vías respiratorias. Causa sibilancias, presión en el pecho, dificultad para respirar y tos.
El asma afecta al 25% de la población peruana. Las ciudades con mayor incidencia a nivel nacional de esta enfermedad son: Piura, Chimbote, Chiclayo, Ica y Lima.
La razón por la que el Perú es el país con mayor incidencia de asma a nivel latinoamericano coincide con que Lima es la segunda ciudad con mayor contaminación atmosférica de Latinoamérica: casi seis veces superior a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud.
En las palabras del Dr. Jorge Zagaceta, especialista en Neumología y docente de la facultad de Medicina UDEP, la industrialización sin los adecuados niveles de control de contaminación, la alta polución en combinación con un parque automotor que no se renueva y que va creciendo constantemente promueven la presencia de partículas en suspensión que pueden ocasionar una respuesta inflamatoria en las vías aéreas, todo ello propicia un ecosistema adecuado para que se den enfermedades respiratorias como el asma bronquial.
Además de los altos niveles de contaminación atmosférica, el asma se agrava en nuestro país debido a sus altos niveles de humedad, principalmente entre los meses de mayo y agosto, los más fríos de la región.
En el Perú cerca de uno de cada tres niños peruanos sufre de asma, con lo cual es el país latinoamericano con mayor incidencia de esta enfermedad. La mayoría de casos de asma se encuentran en las ciudades ubicadas en la costa, principalmente en Lima. El característico clima húmedo y la contaminación ambiental de la capital hacen que los casos de asma aumenten.
Es una patología crónica que condiciona mucho la vida de los enfermos y con mayores consecuencias. Según han descubierto dos trabajos de investigación presentados en las Sesiones Científicas de 2014 de la Asociación Americana del Corazón, síntomas recientes de asma o asma que requiere medicación diaria puede aumentar significativamente el riesgo de ataque al corazón.
Esta afirmaciones medicas están sustentadas en el diversos estudios tales como el «Estudio Multiétnico de Aterosclerosis» dirigido por Matthew C. Tattersall, de la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) el cual contó con la participación de 6.792 personas en el que rastrea los primeros signos de desarrollo de enfermedades del corazón. Los pacientes tenían un promedio de 62 años, el 47% eran hombres, el 28,4% de raza caucásica, el 28% afroamericanos, el 22% hispanos y el 12% chino-estadounidenses. Tras ajustar por factores de riesgo de enfermedades del corazón, los investigadores encontraron que las personas con asma que requieren medicamentos diarios tenían un 60% más de probabilidades de sufrir un evento cardiovascular, como un ataque al corazón, accidente cerebrovascular o enfermedad relacionada durante diez años de seguimiento que las personas sin asma.
El asma y la enfermedad cardiaca se asocian con mayores niveles de inflamación en el cuerpo. Los asmáticos con medicación de control, en comparación con los no asmáticos, presentaban niveles significativamente más elevados de marcadores inflamatorios, incluyendo las proteínas C-reactiva y fibrinógeno. Este último es una medida de la pegajosidad de la sangre que la inflamación puede empeorar. Los pacientes con antecedentes de asma pero que actualmente no requieren medicación diaria poseían niveles intermedios de estos marcadores.
Así mismo otro estudio realizado en Minnesota, los investigadores compararon a 543 pacientes que tuvieron un ataque al corazón con 543 que no sufrieron un ataque al corazón de la misma edad y género. La edad media de los participantes era de 67 años, el 44% eran mujeres y el 95% de raza blanca. Después de controlar los factores de riesgo de enfermedad cardiaca tradicionales tales como la obesidad, la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes y el colesterol alto, los científicos hallaron que los pacientes diagnosticados con asma tenían alrededor de un 70% más de riesgo de ataque al corazón que aquellos que sin la patología. Los pacientes con «asma activo» que tenían síntomas, tomaban medicamentos o habían visitado al médico por el asma en el año anterior presentaban el doble de probabilidades de padecer un ataque al corazón que los pacientes asmáticos con síntomas recientes. «Malestar en el pecho o dolor pueden confundirse con un síntoma de asma, pero como el asma aumenta el riesgo de ataque al corazón y los tratamientos para cada problema son muy diferentes, los pacientes deben tomarse en serio el dolor en el pecho y otros síntomas de ataque al corazón y buscar tratamiento inmediato», aconseja Young J. Juhn, autor principal del estudio y profesor de la Clínica Mayo en Rochester (EE UU).
Actualmente cerca de 500 millones de personas tienen asma en el mundo. Fuente: Global Asthma Network (GAN) 2014.
Por otro lado, los pacientes con asma tienen mayor riesgo de desarrollar depresión, el cual afecta su calidad de vida, pues sufren alteraciones del sueño, estrés, ansiedad, ataques de sibilancias (silbidos en el pecho al respirar), dificultades para hablar y obviamente restricciones en la vida social.
Con frecuencia el asma no es diagnosticada correctamente y muchas muertes están relacionadas a la falta de un tratamiento adecuado. El costo económico del asma es considerable, tanto en términos de costos médicos directos, como los ingresos hospitalarios y el costo de los medicamentos. También los costos médicos indirectos (tiempo laboral y muerte prematura), pues esta enfermedad causa la pérdida de 20 millones de días de trabajo en los pacientes adultos.
Los pacientes con asma no controlada debidamente, a largo plazo invierten el doble en tratamiento que los pacientes que si controlan la enfermedad con un tratamiento adecuado. Es por esto que el control del asma es de suma importancia ya que un paciente no controlado tiene altos riesgos de ser hospitalizado o visitar la sala de emergencias con mucha mas frecuencia.
Fuente: Internet
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