La enfermedad de Parkinson puede provocar temblores, rigidez y problemas para caminar. Pero un nuevo estudio sugiere que el ejercicio regular puede ralentizar el avance de la enfermedad.

Incluso los que tienen Parkinson avanzado pueden beneficiarse de la actividad, afirmaron los autores del estudio.

La investigación incluyó a más de 3,400 pacientes a quienes se dio un seguimiento durante más de dos años. En ese periodo, se evaluaron los cambios en la movilidad relacionados con el Parkinson al cronometrar cuánto tardaban los pacientes en levantarse de una silla, caminar unos 10 pies (tres metros), darse la vuelta y volver a sentarse.

Los resultados aparecen en línea en una edición reciente de la revista Journal of Parkinson’s Disease.

«Encontramos que las personas con enfermedad de Parkinson que mantuvieron 150 minutos de ejercicio a la semana tenían un declive más pequeño en la calidad de vida y la movilidad tras dos años, en comparación con las personas que no hicieron ejercicio o que hicieron menos ejercicio», señaló la investigadora líder, Miriam Rafferty, de la Universidad de Northwestern y del Instituto de Rehabilitación, en Chicago.

«El declive más pequeño fue significativo para las personas que comenzaron el estudio y hacían ejercicio con regularidad, al igual que para las personas que comenzaron a hacer 150 minutos de ejercicio a la semana tras su primera visita relacionada con el estudio», comentó en un comunicado de prensa de la revista.

«Las personas con enfermedad de Parkinson deben sentirse empoderadas para averiguar qué tipo de ejercicio disfrutan, incluso las que tienen síntomas más avanzados», añadió Rafferty.

El estudio también encontró que las personas con una enfermedad de Parkinson más avanzada obtuvieron el mayor beneficio de aumentos en el ejercicio de 30 minutos por semana. Este hallazgo podría resultar importante para hacer que el ejercicio sea más accesible para estas personas.

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