No es para nada fácil mantener el control en situaciones en donde se está bajo presión. Hay momentos en los que ya sentimos salir de nuestras casillas.
Aunque son momentos en donde uno siente ya no aguantar más, lo cierto es que siempre van a ver este tipo de situaciones, y por lo mismo tenemos la obligación, la información y la capacidad de darles «vuelta» para cuidar nuestra salud emocional, nuestras relaciones sociales y familiares.
Es precisamente en ese momento en que todo comienza a salir mal cuando nuestra capacidad de autocontrol se pone a prueba. Es muy fácil que nos dejemos llevar por la angustia, pero a la vez esa angustia impide que pensemos con claridad y resolvamos eficazmente el desafío que encaramos.
Es en esos momentos de presión cuando nos pueden venir a bien poner en practica algunas estrategias para evitar que lo que ya era malo, se ponga aún más peor.
¿Cómo mantener el control bajo presión?
Sé realista: no siempre podrás controlar todo lo que pasa a tu alrededor, y eso está bien. Lo importante es que tengas estrategias para manejar lo que sí puedes controlar.
Si sientes que el estrés empieza a apoderarse de ti, detente un momento y respira profundamente. Este simple gesto puede ayudarte a calmar tu mente y relajar tu cuerpo.
Organiza tus actividades para que no se acumulen. Haz una lista de las tareas más importantes y ve tachando una a una a medida que las completes. Esto no solo te ayudará a reducir la sensación de agobio, sino que también te dará una satisfacción extra al ver tus avances.
Cuida tu cuerpo: dormir lo suficiente, alimentarte bien y hacer ejercicio de manera regular son factores clave para mantener el equilibrio emocional. El estrés tiende a aumentar cuando tu cuerpo está cansado o mal nutrido.
Haz pausas activas durante el día. Un estiramiento, una caminata corta o simplemente levantarte para tomar un poco de aire fresco pueden marcar la diferencia en cómo te sientes.
Rodéate de personas que te apoyen. Hablar con alguien de confianza sobre lo que te preocupa puede ayudarte a ver las cosas desde otra perspectiva. Además, el contacto social positivo funciona como un gran antiestrés natural.
Evita hábitos que incrementen el estrés, como consumir demasiada cafeína, saltarte comidas o pasar demasiadas horas frente a pantallas. Estos pueden afectar tu descanso y aumentar la tensión.
Practica actividades que disfrutes: leer, escuchar música, pintar, cocinar o cualquier otra que te ayude a desconectar. No se trata de huir de tus responsabilidades, sino de darte un respiro para recargar energías.
Aprende a decir “no” cuando sea necesario. No tienes que complacer a todo el mundo ni cargar con más de lo que puedes manejar.
Mantén una perspectiva positiva: cuando enfrentes una situación difícil, pregúntate qué puedes aprender de ella. Este cambio de enfoque puede reducir la intensidad del estrés y ayudarte a manejarlo mejor.
Por último, busca ayuda profesional si sientes que el estrés es demasiado fuerte o constante. Un psicólogo o terapeuta puede darte herramientas específicas para tu situación.
Recuerda que el estrés es una reacción natural del cuerpo, pero depende de ti aprender a manejarlo para que no controle tu vida.
Fuente: Internet
Click aquí: «La aromaterapia ¿Cuáles son sus beneficios?».
Click aquí para ver el vídeo: «5 Pasos para tomar control sobre tus emociones».