El durazno nació en la antigua civilización china y su nombre significa «manzana persa» en latín. A lo largo de la historia, se consolidó como la fruta de la realeza. Entre sus beneficios se encuentran:
– Ayuda en el control del peso
Un durazno mediano contiene alrededor de 68 calorías y NADA de grasa. Así que cada vez que sientas hambre, en vez de consumir una barra de cereales o galletitas, refúgiate en la suavidad de un buen durazno. Si así lo deseas, puedes acompañarlo con yogur griego o bajo en calorías. Esta medida te ayudará a restringir tu ingesta de calorías vacías.
– Aporte de vitaminas
Los duraznos aportan 10 variedades diferentes de vitaminas, sobre todo vitamina A (imprescindible para una buena visión) y vitamina C (un poderoso antioxidante). También están presentes, aunque en menor proporción, las vitaminas E y K. La primera es, al igual que la vitamina C, un excelente antioxidante y la segunda es una aliada indispensable para la buena coagulación.
– Aporte de minerales
¡Un durazno grande contiene 333 miligramos de potasio! Este mineral es importante para regular la presión arterial y prevenir la aparición de cálculos en los riñones. Pero, este no es el único mineral que contiene esta deliciosa fruta; los duraznos también aportan magnesio, fósforo, zinc, manganeso, hierro y calcio. Todos estos nutrientes fortalecen el sistema óseo y benefician al funcionamiento cerebral.
– Aporte de antioxidantes
Los duraznos son muy ricos en antioxidantes. Estos anulan la actividad de los radicales libres, que son los compuestos que el cuerpo adquiere por estar en contacto con contaminantes y alimentos perjudiciales. Asimismo, los antioxidantes reducen los efectos del envejecimiento y evitan la aparición de enfermedades crónicas.