El fantasma de los secuestros infantiles nos persigue siempre como padres. No es para menos. Las tasas de secuestro infantil son altísimas en todo el mundo, y además, nuestros hijos son el tesoro más preciado que tenemos; debemos cuidarlos a sol y a sombra.
Según el Mininter (Ministerio del Interior) estima que las tres primeras horas luego de la desaparición del menor son cruciales para garantizar el bienestar de la víctima.
Aunque ningún padre quiere pensar en la posibilidad de que su hijo podría ser vícitima de un secuestro, precisamente por esa razón es importante tomar medidas preventivas para enseñar a los niños a evitar situaciones potencialmente peligrosas.
Un concepto salvador que evitará el secuestro de un niño
Jodie Norton es una madre bloggera que escribe sus experiencias acerca de la maternidad en su blog llamado “Time Well Spent“. En uno de sus posteos, narra acerca de un hecho que le sucedió con sus hijos y cómo lograron salvarse de un posible rapto a manos de unos extraños, utilizando unas pocas palabras y poniendo en uso un concepto enseñado por su madre.
Una mañana Jodie sintió un profundo y punzante dolor en sus ovarios y tuvo que acudir de urgencia al médico. Como madre de 4 hijos, tuvo que arreglárselas para ir manejando con ellos y con un tremendo dolor a cuestas. Al llegar al hospital dejó a su dos hijos más grandes en el banco de la acera del hospital, pues en 5 minutos estaría yendo a buscarlos una amiga de ella, para llevarlos a la escuela. Jodie entró rápidamente a la sala de emergencia, con sus dos hijos más pequeños, y pensando que los otros dos hijos estarían bien, pues su amiga ya pasaría a buscarlos.
Pero lo que Jodie supo más tarde es que su amiga se retrasó unos 40 minutos, y en ese lapso de tiempo tres personas se acercaron al banco donde estaban sentados los niños y les pidieron que los acompañaran dentro del hospital, a buscar un hombre que estaba en el baño, que no quería salir para ser atendido por el médico. Los extraños les decían a los niños que su ayuda era indispensable para persuadir al hombre escondido que se dejara atender por el doctor.
Los niños no hicieron más que responder “No, gracias” a los fallidos intentos de aquellas personas. Los niños le contaron luego a su madre todo este relato y hasta detallaron que luego vieron cómo otro hombre salía de adentro del hospital y se metían todos a un automóvil. Los niños dijeron tantas veces “no, gracias” y con tanta firmeza, que los extraños no tuvieron otra opción más que desistir.
Además de su negativa, los niños habían aprendido, según cuenta Jodie en su blog, un concepto que quedo muy claro en la mente de sus hijos el cual los salvo. El niño le dijo a su madre, luego de relatar detalladamente toda la situación, “Mamá, yo sabía que eran personas difíciles porque nos pedían ayuda. Los adultos no piden ayuda a los niños“. Y con éste concepto de “personas difíciles”, el niño pudo clarificar en su mente que quienes tenían frente a ellos era personas peligrosas.
Es interesante el uso de este concepto de “personas difíciles” y no “extraños”, pues muchas veces la persona peligrosa está más cerca de lo que creemos. Es por ello que a medida que nuestros niños van creciendo es fundamental que aprendan a cuidarse solos para ponerse a salvo en cualquier emergencia que pueda suscitarse.
¿Por qué utilizar el concepto «personas difíciles» y no el de “extraños”?
El concepto de “personas difíciles” fue el que salvó a estos niños, según su madre. Pues al utilizar el término de “extraños” los niños podrían confundir ese concepto con personas peligrosas, violentas, o que les de miedo. Y muchas veces, y podríamos decir la gran mayoría, las personas que se acercan a los niños con fines de rapto y secuestro suelen ser personas amigables que intentan generar simpatía con el niño. Si el niño simpatiza con esa persona, probablemente no concuerde con su preconcepto de “extraño”. En cambio, al utilizar el concepto de persona difícil, o persona astuta, o persona pícara, el niño ya sabe que esa persona querrá algo más de él; y eso es justamente en donde los padres debemos hacer hincapié.
El concepto de «personas difíciles» fue creado por Patty Fitzgerald, quien lo expone en la web del programa de seguridad para padres llamado Safely Ever After. Ella aconseja «dejar de decirles a los niños que no hablen con extraños, pues quizá tengan que hablar con un extraño algún día, y sí enseñarles con qué clase de extraños están a salvo.” y anima a los padres a enseñar a los niños es que solo las “personas difíciles” piden ayuda a los niños. Si un adulto seguro necesita ayuda, le preguntará a otro adulto, y no a un niño.
Aunque ningún padre quiere pensar en la posibilidad de que su hijo podría ser víctima de un secuestro, es importante tomar medidas preventivas para enseñar a los niños a evitar situaciones potencialmente peligrosas.
1. Nunca dejes a tu hijo solo en el coche, ni aunque sea ‘un minutito’ para recoger la camisa de la tintorería, hacer una compra rápida, ni ese recado exprés. Toda ocasión es aprovechable para los delincuentes.
2. Si lo llevas al colegio, procura ir con tiempo y aparcar bien para poder acompañarle hasta la puerta. Si no es posible, en todo caso vigila que entra en el recinto escolar, no lo des por hecho.
3. Al recogerles, si van a quedarse un rato a jugar con los amigos, pídales que no se alejen mucho. Por precaución, mire alrededor por si detecta algún movimientio extraño o poco habitual.
4. Al bajar a los niños del coche sáquelos mejor por el lado de la acera; póngales el abrigo en el interior y, si baja a alguno mientras prepara a otro, no lo sitúe detrás de usted, fuera del alcance de su vista.
5. Dile que no abra a extraños. No dejes a tu hijo solo en casa ¡nunca!, pero si está solo dile que no le abra la puerta a nadie. Ni siquiera al cartero o al de la tienda, ni a uno que dice que es tu vecino, pero que no te suena de nada. Ni aunque diga que va a hacer un regalo.
6. Asegúrate de que sepa su nombre completo, dirección y número de teléfono en cuanto pueda memorizar estos datos. Si vas a lugares muy concurridos, se pueden utilizar pulseras irrompibles con esos datos o, de manera más casera, pintando el número de tu móvil en su antebrazo.
7. Enséñale a tu hijo a gritar. Tu niño debe aprender a pedir ayuda y debe hacer todo el ruido que pueda en caso de que un extraño intente secuestrarlo. De que el miedo no le paralice en los primeros momentos con un extraño puede depender la suerte que corra.
8. Dile que debe confiar en sus instintos y que si algo levanta sospechas, que se aleje lo más pronto posible. Si tiene edad suficiente para comprenderlo y utilizarlo de forma adecuada, no están de más unas clases de autodefensa.
9. Enséñale a hacer llamadas de emergencia (105) o a familiares cercanos. Es importante que no fíe todas sus opciones a los contactos del teléfono móvil. Todos los niños deben memorizar al menos tres o cuatro teléfonos de gente o lugares de confianza como familiares o el colegio. Enséñale a usar las llamadas y a enviar su ubicación vía WhatsApp, llamadas de emergencia (911), y llamadas al operador de telefonía fija o movíl (104, 123, etc).
10. Recuérdale que nunca debe acercarse a un adulto que no conoce sin tu permiso, especialmente si esa persona está en un vehículo. Según estudios refererentes al tema, en un 72 por ciento de intentos de rapto, el secuestrador estaba en un vehículo.
11. Enséñale a ir siempre acompañado de un amigo y de no alejarse del grupo cuando está en una excursión de clase.
12. Explícale a tu niño qué información es privada. Dile a tu hijo que los nombres, dirección y cuántas personas hay en la casa son cosas que no debe decir jamás. A veces los adultos caen en esta trampa y proporcionan información a un extraño por medio del teléfono, los niños también son vulnerables. Este consejo también debe ser atendido en el uso de Internet.
13. Aprende a escuchar a tu hijo. Si te dice que no quiere estar con cierta persona averigua cuál es la razón, presta atención a su comportamiento. Por lo general, los niños son “transparentes” y los padres pueden detectar cuándo les pasa algo inusual si están atentos.
14. Recuerde estas pautas y enséñelas a sus hijos. Los niños aprenden rápido, pero hay que recordarles las pautas para que las fijen en su memoria. Practique regularmente con su hijo, preguntándole cómo respondería en determinadas situaciones peligrosas.
15. Enséñale que es más importante salir de una situación potencialmente peligrosa que ser bien educado. En un estudio de más de 8.000 intentos de secuestro, el 83 por ciento de los niños que lograron escaparse hicieron algo proactivo, como gritar, correr, patear o llamar la atención.
16. Haz una revisión de antecedentes de todas las personas que cuidan a tu hijo. Puedes encontrar listas oficiales de personas buscadas por agresión sexual, denuncias en alguna dependencia policial o solicitar sus antecedentes penales.
17. Si quieres tomar más medidas para proteger a tu hijo, AmberAlert GPS ofrece un dispositivo de localización que tu hijo puede llevar como accesorio. El dispositivo también hace llamadas. Puedes informarte si en nuestro país este servicio esta disponible y las condiciones.
También es conveniente:
- Asegurarse de tener en regla los documentos sobre la tutela del niño.
- Hacer a su hijo una fotografía tipo carnet cada seis meses y llevarlo a que le tomen las huellas dactilares. Muchos comisarías de policía patrocinan programas para tomar las huellas dactilares a menores.
- Tener al día el historial médico y dental de su hijo.
- Dar prioridad a la seguridad en línea. Internet es una herramienta excelente, pero también es un lugar donde los pedófilos pueden acechar a los menores. Esté al corriente de las actividades en línea de su hijo y de sus “amigos” virtuales, y recuérdele que no debe dar nunca información personal por Internet. No publique en Internet información ni fotografías sobre su hijo.
- Fije límites sobre los sitios a los que puede ir su hijo. Vigílelo en lugares como centros comerciales, cines, parques o baños públicos, o cuando vaya de puerta en puerta para recaudar fondos con fines benéficos.
- No deje nunca a su hijo solo en un coche o cochecito infantil, ni tan siquiera un momento.
- Si ha quedado en que otra persona vaya a recoger a su hijo a la escuela o guardería, informe antes a su hijo, así como a la escuela o guardería.
- Evite vestir a su hijo con ropa que lleve su nombre: los niños tienden a fiarse de los adultos que saben cómo se llaman.
- Hablar con su hijo sobre los desconocidos.
- Uno de los retos de ser padre consiste en enseñar a los hijos a ser prudentes sin infundirles miedo ni preocupación. Hable con su hijo a menudo sobre la seguridad, y dele unas normas básicas para evitar situaciones potencialmente peligrosas y escapar de ellas.
Esperemos nunca tengas que enfrentarte a una situación de este tipo, pero al menos como padres, debes tener la precaución de advertir a tus hijos del peligro. Enseñarle a que aprenda su dirección, el número de teléfono de sus padres, y a que su cuerpo es privado, o a que puede decir “no” cuando lo considere, lo alejará de potenciales peligros y aumentará su confianza en sí mismo.
Fuente: Internet
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