La mujer es igualmente capaz que el hombre de realizar todas las cosas que se proponga y eso no se puede dudar porque a lo largo de los años se ha demostrado capaz de lograr incluso mejores resultados que el sexo masculino en peores condiciones, como lo es una temporera que saca adelante a su familia con su propio esfuerzo sin perder su delicadeza de mujer mientras que el hombre se queda en casa sin hacer nada. Por lo tanto se habla de una sociedad hasta que se ha intercambiado los roles.
Muchas veces las mujeres asumen como obligación deberes como: el ser dueña de casa. La sociedad no lo valora, ya que como dije anteriormente, el mundo asume que esto es una obligación de la mujer adquirida por el solo hecho de ser mujer, pero lo que muchos no entienden es que no es fácil, ya que las mujeres también tienen aspiraciones, pero el ser asesora del hogar la consume por completo. Esto un hombre no lo podría realizar porque claramente no podría ser multifacético como ella.
En la antigüedad, se consideraba que la mujer era, a lo largo de toda su vida, propiedad de un hombre, tanto del padre, a temprana edad, como del marido, cuando el mismo padre entregaba la mano de ésta en matrimonio, logrando que las hembras dependiesen totalmente de los varones para poder sobrevivir.
El sexo femenino sólo tenía obligaciones en el hogar impuestas por el marido correspondiente. Se puede decir que ser mujer en ese tiempo significaba ser un objeto de satisfacción para los hombres, lo cual, con el tiempo se ha ido modificando.
En la actualidad no se puede hablar de un tipo de mujer sedentaria, sino que se habla de una generación nueva de mujeres activas y autónomas, la mujer se enfrenta a realidades muy diversas según la cultura, zona geográfica o situación social en la que se encuentre. Está demás decir que estamos acostumbrados a notar una mayor presencia femenina en ámbitos laborales, políticos, etc., como se demuestra en Latinoamérica, grandes mujeres como Michelle Bachelet, Cristina Fernández o Dilma Rousseff, quienes ejercen/ejercieron el cargo de Presidente de la nación correspondiente.
Estamos conscientes de los espacios ganados en todo ámbito ya sea político, social, laboral, cultural, religioso, etc., y a pesar de los muchos obstáculos y las barreras impuestas por la sociedad claramente dominada por varones, las mujeres han demostrado la igualdad de condición y operación, que les es entregada por su calidad de ser humano, que no tiene nada que ver el ser varón, del ser mujer.
No se podría afirmar que la mujer asume un solo rol, ya que las mujeres actuales son consideradas totalmente multifuncionales; además de labores de madre y esposa, como es el caso de miles de mujeres en todo el mundo, se desempeñan como jefas del hogar y sustentadoras de una familia con el fruto de su propio trabajo. Está científicamente comprobado que la mujer usa más cerebro para almacenar y razonar información, mientras que el espacio cerebral del hombre para los mismos fines es sólo de la mitad. Las mujeres tienen además menos accidentes, al tener un mejor sentido de la orientación, más reflejos y más velocidad para procesar información, por no hablar de que las mujeres tienen un gran gusto artístico, son más receptivas y sienten más que los hombres.
Las mujeres en la sociedad actual son ejemplo de una gran fortaleza, y lo anterior se refleja en la capacidad de éstas para superar las adversidades que conlleva el ser mujer, porque ciertamente no es fácil, debido a toda la discriminación que hay a pesar de que esta sociedad se considere igualitaria y tolerante. Algunas personas aún siguen siendo machistas, dándonos a entender que el sistema no avanza y se ha quedado estancado en el machismo tan barbarié.
Por ejemplo: Son muchas las mujeres que todavía se encaran a situaciones angustiantes, discriminatorias, violentas, marginales y otras las cuales son muy parecidas a las practicadas en la edad media, por lo tanto, aunque queramos negarlo, en algunas partes aún no evolucionamos por completo. Por ejemplo en África, más de 80 millones de niñas y adultas han sido circuncidadas mediante la ablación del clítoris y la infibulación; la cual es una forma de violación y un atentado contra la dignidad de la mujer, consistente en extirpar de cuajo el clítoris y los labios menores, para luego coser la vulva hasta no dejarles sino un pequeño orificio que les permita menstruar y expeler la orina. Esta costumbre, que tiene como fin frenar el deseo sexual y garantizar la pureza y fidelidad de la mujer a su marido.
Es un hecho consabido que la mujer ha estado históricamente excluida de la vida pública y, a pesar de que durante las últimas décadas su incorporación se ha promovido desde muchos frentes y de que se han creado mecanismos para acelerarla, esta incorporación aún es insuficiente.
A modo de ejemplo, en el ámbito laboral, según la OIT, a escala mundial, la participación de las mujeres en el mercado laboral es de 27 puntos porcentuales menor que la de los hombres. También la OCDE informa que la media, a nivel mundial, de las mujeres que realizan trabajos no remunerados es de 4,5 horas diarias; más del doble que los hombres. Cuando el tiempo de trabajo no remunerado de la mujer se reduce a alrededor de 3 horas diarias, su participación en el mundo laboral aumenta un 20 por ciento. En el ámbito político, a fecha de junio de 2016, sólo un 22,8 por ciento de los parlamentarios nacionales eran mujeres, según ONU Mujeres.
Aspectos del papel de las mujeres en la sociedad
Existen dos aspectos de la incorporación de la mujer que merecen ser destacados relacionados con el gobernar: el propósito y repercusiones de la incorporación de la mujer a las estructuras y mecanismos de gobernar, y su presencia en los espacios de toma de decisiones.
Algunas corrientes feministas destacan la diferencia entre la incorporación de la mujer a espacios antes dominados por los hombres y la adopción de ciertos comportamientos masculinos para estar en esos espacios. Sírvannos de ejemplo la política y la economía. En ambas esferas sociales el domino masculino ha hecho que la competición, la fuerza, el individualismo, la agresividad del carácter e incluso la insensibilidad caractericen el desempeño de funciones políticas y económicas.
En cierto sentido, acceder a esos espacios pasa por adoptar esas mismas cualidades y comportamientos. Las mujeres, por tanto, para poder acceder, también han tenido que desarrollarlas. Pero ¿qué ocurre cuando esas mismas cualidades y principios rectores del comportamiento se tornan insuficientes para afrontar los desafíos de gobernar de una sociedad compleja, global e interconectada? Es aquí donde los análisis del comportamiento histórico de las mujeres cobran mayor sentido.
La sociedad en que vivimos enfrenta muchos desafíos, uno de los cuales y de los más sobresalientes, sin duda, es su gobernar. Por ello, la incorporación en plenitud de la mujer a la vida social, política y económica, vendría bien que se viera desde la óptica de estar en igualdad de condiciones con el hombre para trabajar en colaboración en pos de un mundo mejor para todos.
¿Te haz preguntado, qué sería de la sociedad sin la participación de la mujer?
Ya sea por diferencias biológicas o por un larguísimo proceso de socialización desde los primeros grupos humanos hasta nuestros días, parece que las mujeres han desarrollado más la empatía, la capacidad de llegar a consensos, de trabajar en equipo y de utilizar el poder de maneras cooperativas. También han logrado desarrollar otras formas de racionalidad y de inteligencia que van más allá de la simple búsqueda instrumental de beneficios y de minimización de pérdidas, teniendo en cuenta otros aspectos más sutiles pero fundamentales y percatándose de otras sensibilidades, aspectos sumamente necesarios para lograr el bien común.
Estudios realizados avalan la correlación entre la igualdad de género y el avance económico, social y político. El acceso de mujeres a la fase de producción agrícola parece estar vinculado al aumento la productividad de hasta un treinta por ciento, así como la reducción de la pobreza en la zona. Según ONU Mujeres, el liderazgo de las mujeres en los procesos políticos y de toma de decisiones mejora dichos procesos, ya que procuran trabajar de forma inclusiva en las propias filas de los partidos políticos y tienden a la defensa de cuestiones de relevancia social, como son la igualdad de género, la eliminación de la violencia de género o la cobertura del cuidado infantil.
Hasta la fecha, los espacios donde se tomaban las decisiones acerca de la pertinencia de hacer la guerra eran exclusivos de hombres. La tendencia parece haber cambiado un poco, aunque todavía el porcentaje de mujeres en ellos es minúsculo.
Así mismo, la mujer históricamente ha desempeñado un papel más destacado en la educación de las nuevas generaciones que los hombres, la utilización de medios diplomáticos y pacíficos en los conflictos sociales se incrementaría sustancialmente con la incorporación de las mujeres a esos procesos. Tanto por sus capacidades de llegar a consensos, de cooperar, de trabajar en equipo, de mirar la realidad holísticamente, como por la mayor sensibilidad que ha podido suscitar el hecho de ser madre, la mujer puede tener un papel singular en el establecimiento de la paz.
Una prueba de ello es el papel destacado que tiene la mujer en los procesos de paz es la Resolución 1325/2000 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde se establece el mandato de participación de las mujeres en la construcción de la paz. Según ONU Mujeres, la participación de mujeres en los procesos de paz está íntimamente relacionado con la resolución de los conflictos, así como la duración en el tiempo de los acuerdos alcanzados, aumentando hasta un 20% la probabilidad de la continuidad de la misma en los primeros dos años.
Dado lo anterior, la mujer juega un gran rol en nuestra sociedad. No hay que despertar siempre la idea de que el hombre o la mujer esté más capacitada para lo que sea. Es cierto que cada uno de los sexos tiene algo particular que aportar en la vida social. A veces olvidamos que la vida se complementa, no se compite. Tal vez olvidar ese principio es lo que nos frena a valorar a tantas mujeres de hoy.
Siendo así, el rol que la mujer asume en esta sociedad sería el de cualquier ser humano capaz de pensar y discernir: hacer el bien, ayudar a otros y ser un gran aporte para esta sociedad, y compartir los roles entre ambos. Pero hay algo que distingue totalmente a las mujeres y es solo de ellas, netamente de ellas, algo que no puede ser compartido con otro ser humano varón: Es el de ser madre, ya que las mujeres fueron especialmente creadas para asumir esta hermosa responsabilidad las cuales son únicamente entendidas por ellas mismas. La conexión entre ellas con el hijo es algo extraordinario y mucho más fuerte de lo que puede llegar a ser la relación padre a hijo.
Por lo tanto, el principal rol de la mujer no es tanto funcional, sino que es un ser esencial, primordial y vital para la sociedad actual y su continuidad.
Fuente: Internet
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