La palabra paliativo, deriva del latín palium, el cual significa: una tela con la que se cubre algo. En el caso del enfermo, no se trata de cubrir el dolor, sino de arropar a la persona, rodearla de atenciones, cuidados y afecto. Los cuidados paliativos se enfocan no sólo a procurar el bienestar físico, el control del dolor, sino también al apoyo psicológico, social y espiritual. Se trata de proporcionar un acompañamiento integral al moribundo, que puede combinarse con terapias curativas.
El espíritu de éstos lo expresaba el gran filósofo y médico judío Moisés Maimónides, cuando decía que la vocación del médico es: “curar a veces, aliviar con frecuencia, consolar siempre”.
Es un gran progreso el que incluso en las circunstancias conflictivas se apueste por respetar la vida y se cuide con amor a quien no puede ser curado. La compasión más auténtica es de orden superior, es la “eficacia del corazón”.
Puede que al decir cuidados paliativos la mayoría imaginemos a un paciente con cáncer terminal siendo cuidado y preparado para el fin de la vida de manera digna. Pero no necesariamente es así, pues aclarando su definición y aplicación, el cuidado paliativo es una especialidad médica y no está enfocada solo en pacientes terminales o en la dignidad de la muerte. En vez de eso, tiene mayor amplitud y busca mejorar el vivir actual y proveer confortabilidad a toda persona de cualquier edad con alguna enfermedad grave, crónica o terminal que amenace con su calidad de vida y su vida en si misma.
Dentro de las enfermedades que sufren los pacientes que pueden o van a necesitar cuidados paliativos, podemos incluir cancer, ELA, fallas en el corazón, fallas en el riñón, EPOC, Sida, Alzheimer y enfermedades de demencia, entre otras.
Si hablamos de cuidados paliativos de calidad deberíamos considerar los siguientes puntos:
1. Los cuidados se enfocan en las preocupaciones no solo de los pacientes sino también su familia. Esto considerando lo emocional y espiritual.
2. Deben tomar especial atención a los síntomas físicos cómo dolor, náusea, pérdida del apetito y confusión.
3. Aseguran que el cuidado es respetuoso y brinda apoyo a la dignidad de la persona.
4. Respetan las necesidades sociales y culturales de los pacientes y familia.
5. En adición al equipo médico se apoya en un equipo de personas especializadas en cuidado de personas dependientes y enfermas.
Ademas, ante el sufrimiento psicológico continuamente surgen nuevas terapias. El psiquiatra canadiense Harvey Chochinov, por ejemplo, ha elaborado un modelo de psicoterapia contra la desesperación y la depresión, conocido como “dignity theraphy”. Además de los medios analgésicos, Viktor Frankl, el fundador de la Logoterapia, ha trabajado sobre el sentido del dolor físico en su libro El hombre doliente.
En casos graves, se puede utilizar la sedación paliativa, que disminuye el nivel de conciencia del paciente a fin de calmar adecuadamente uno o varios síntomas que no reaccionan al tratamiento. En ocasiones, siempre con el consentimiento del paciente, puede ser razonable una sedación reversible o intermitente. La diferencia de estos actos con la eutanasia, puede parecer sutil pero es importante, tanto ética como jurídicamente: una cosa es ayudar a morir y otra ayudar en el morir.
En efecto, la sedación paliativa no es una eutanasia lenta. Los códigos penales y civiles suelen distinguir cuidadosamente la gradación de las faltas: falta por ignorancia, falta por negligencia o imprudencia, falta culposa, falta dolosa, falta intencional y preterintencional. Por consiguiente, tanto la ética como el derecho tienen muy en cuenta la intención del sujeto al realizar un acto, y la sedación no es, por principio una eutanasia. Siguiendo los modelos habituales de las mejores prácticas y en situaciones determinadas, es considerada una terapia perfectamente aceptable y ética.
La eficacia de estos cuidados, esta comprobada por la experiencia de los mismo médicos, los cuales al aplicarlos en su atención médica pacientes terminales o crónicos pueden contar las peticiones de eutanasia con los dedos de una mano.
Los cuidados paliativos y la calidad de vida al paciente
Cuando hablamos de calidad de vida, cada paciente tiene su propia visión. Cada sufrimiento es singular, pues cada individuo es único y cada familia tiene sus dinámicas únicas. No se debe generalizar, los cuidados paliativos deben ser genuinamente centrados en el paciente. Se requiere conversar también con sus familias y así poder desarrollar un programa que se ajuste a las metas y anhelos del paciente.
Para algunos pacientes sus anhelos pueden ser vivir más tiempo sin importar la calidad. Para otros pacientes puede que no les importe estar en un ventilador mecánico o en diálisis para el resto de sus vidas, entienden sus posibilidades y su enfermedad, siempre dejaremos que sea 100% su elección. Luego nosotros haremos todo lo posible en nuestro poder para asegurar que sus metas y anhelos son respetados y no adherimos a este sentimiento dando el mejor cuidado posible en nuestras manos, siempre de manera profesional y humana.
Sin embargo puede que exista un grupo de pacientes y familias, a los cuales, les importa más la calidad de cada día de vida, vivir bien y normal el mayor tiempo posible. En estos casos se pueden cesar medicamentos que aumentan la expectativa de vida pero debilitan mucho los cuerpos, por lo que si bien el manejo del dolor es parte de los cuidados paliativos, los pacientes pueden buscar solamente querer ayuda en otros síntomas como náuseas, pérdida de apetito, fatiga, falta de aliento o problemas para dormir.
Y para cuando llegue el momento del desenlace final, la familia puede necesitar ayuda en estos momentos por la pérdida de este ser querido, pues va a experimentar muchos momentos de estrés y presión. Es alli que se puede afirmar, pues esta comprobado, que los cuidados paliativos no terminan necesariamente cuando alguien fallece. La empatía del cuidado paliativo hacia la familia es inherente.
Fuente: Internet
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