¿Cómo puedes estudiar y tener un mejor rendimiento académico?

Estudiar está bien, pero es mejor hacerlo de forma eficiente. Ahorrándonos esfuerzos evitables y prescindiendo de costumbres y estrategias de estudio que sólo llevan al cansancio y la frustración. Además, el hábito de estudiar puede llegar a ocupar muchas horas a la semana, al mes o incluso a lo largo de la vida, y es por eso que merece la pena preguntarse si es que estamos haciéndolo bien.

Son muchas las personas que estudian sin saber cuales son los mejores métodos para no solo retener conceptos sino, además, entenderlos y conseguir con ello poder aprobar. Lo cierto, es que no existe una regla de oro que nos permita saber cómo aprender a estudiar, pero sí que podemos dar con una serie de pautas que nos lleven a estudiar correctamente.

Si te pones delante de un libro sin un método de estudio lo único que vas a conseguir, es leer durante horas, quizás memorizar algo, pero en definitiva, no vas a estudiar nada.

De la misma manera que aprendiste a leer o a escribir, puedes aprender a estudiar y aunque, no existe un método universal o clave para lograrlo, hay una serie de técnicas y recomendaciones que van a hacer que puedas estimular la mente a la hora de ponerte a estudiar.

El estudio a veces se hace por obligación, lo cual significa que además del trabajo que supone aprenderse un contenido hay que gestionar el tiempo y la ansiedad que produce esta carga psicológica. También hay otros inconvenientes, como el riesgo de ver cómo la propia salud se deteriora por pasar demasiado tiempo sentados o forzar demasiado la vista, e incluso tener dificultades para dormir.

Consejos para estudiar de forma eficiente

Con el objetivo de optimizar el tiempo y el esfuerzo que le dedicas a tu aprendizaje y tener un rendimiento optimo, puedes seguir estos consejos, eso si, antes de aplicarlos debes asumir el principio de que estudiar mejor no es hacerlo durante más tiempo. Las siguientes recomendaciones no van dirigidas tanto al hecho de estudiar en sí como a la manera de distribuir mejor el tiempo.

Antes del estudio

  • Prestar atención en clase y tomar buenos apuntes. Escuchar en clase facilita la asimilación de conceptos, ya que a la hora de estudiar, los contenidos resultan ya familiares. Asimismo, es importante tomar buenos apuntes: notas con letra clara, que recojan solo lo más importante, estén bien estructuradas e incluyan ejemplos que ayuden a recordar. Hacer esto te permitirá tener una idea general que se grabara en tu memoria y te servirá al momento de estudiar en casa.
  • Planificarse y ordenar la información a estudiar. Anotar en un calendario o agenda las fechas de los exámenes, las tareas y las entregas de los trabajos. Esto ayudará a los alumnos a establecer unos objetivos. Para el día a día, deben fijarse un horario o establecer prioridades: primero terminar las tareas o actividades pendientes, y después repasar la lección y lo que se ha hecho en clase. Organizar la información relacionada entre sí por el hecho de permanecer a un tema o categoría de cualquier clase es mucho más fácil que estudiar piezas de información dispersas y desordenadas. Para eso es bueno que leas la lección una vez para crear un mapa mental de la localización de los temas en el texto y luego te focalices en cada uno de ellos.
  • Anotar en un calendario o agenda las fechas de los exámenes, las tareas y las entregas de los trabajos. Esto ayudará a los alumnos a establecer unos objetivos. Para el día a día, deben fijarse un horario o establecer prioridades: primero terminar las tareas o actividades pendientes, y después repasar la lección y lo que se ha hecho en clase. Esto no sirve sólo para ofrecer una imagen de madurez y pulcritud, ya que tiene efectos notables sobre el rendimiento de estudio. Abordar el aprendizaje de manera desorganizada es una manera de terminar estudiando a altas horas de la noche, cuando el sueño y el cansancio hacen mella en nuestra capacidad de concentrarnos. Además, acostumbrarnos a un horario hará más fácil que no nos saltemos los ratos de estudio y nos permitirá dedicarles el tiempo que se merecen.
  • Organizar bien el lugar de estudio y mantén alejadas las distracciones. Estudiar siempre en el mismo sitio, con una silla y una mesa cómodas, que permitan al alumno tener a mano todo lo que necesita, pues hará que no te levantes para ir a buscar cosas y, por lo tanto te distraigas. Puede parecer evidente, pero nunca está de más recordarlo porque estas distracciones pueden adoptar las formas más insospechadas y es bueno identificarlas. En tu lista negra deben estar Facebook, el teléfono móvil, tablet y la televisión, pero puedes incluir otros elementos propios de tu día a día y hacer lo posible por aislarte de todos ellos durante los ratos de estudio. Hacer esto antes de ponerte a estudiar te ayudará a no caer en la tentación una vez hayas empezado.

Durante el estudio

  • Leer con atención y subrayar lo más importante. La lectura comprensiva es esencial para entender y asimilar los contenidos. Anotar las palabras que no se entiendan, y buscarlas en un diccionario. Realizar una segunda lectura para subrayar las ideas principales del texto y destacarlas de manera visual.
  • Hacer esquemas. Sintetizar la información y estructurarla de manera jerárquica. Utilizar palabras y frases concretas y breves. Se pueden hacer esquemas lineales, gráficos con llaves o flechas, o mapas conceptuales. Crea notas-resumen en hojas individuales, no confíes demasiado en la técnica de subrayar textos. El hecho de subrayar no ayuda a memorizar el texto si no se repasa varias veces, y de todos modos ceñirse a la memorización de las frases que tienen una línea debajo nos mantiene anclados a la manera en la que la información queda distribuida en el texto original.
  • Resumir el contenido. Es otra técnica muy útil a la hora de procesar la información. Se debe elaborar un texto breve donde se expliquen los contenidos principales con las propias palabras del alumno. Este ejercicio le ayudará a la hora de redactar las respuestas en los exámenes.Hacer esquemas y pequeños resúmenes en trozos de papel nos obliga a reformular la información que hemos leído y, además, hace más fácil crear combinaciones de notas que son distintas a las del texto pero que nos ayudan a entender mejor lo que leemos, ya que podemos juntar o separar los trozos de papel del modo que queramos para asimilar la información en el orden deseado.
  • Memorizar lo que se estudia. Es esencial para afrontar los exámenes. Hay distintas técnicas que pueden servir de ayuda, como asociar palabras, de modo que las recuerden más fácilmente, o visualizar conceptos para aprovechar la memoria fotográfica.
  • Ejercitar lo aprendido. Hacer ayuda a recordar. Por eso, realizar actividades y practicar lo aprendido ayudará al alumno a consolidar sus conocimientos.

Después del estudio

  • Evaluar lo aprendido. Cuando el alumno crea que ya ha asimilado los contenidos del estudio, es interesante que se ponga a prueba a sí mismo. Puede exponer evaluárte con exámenes o cuestionarios acerca del tema estudiado, leer en voz alta la lección, explicarla a un compañero o grabarse con una cámara, como la del ordenador o la del móvil, para luego revisar sus fallos. hacer esto te permitirá luego medir tu progreso y, por lo tanto, a mantener alta la motivación, lo cual también repercutirá positivamente en tu rendimiento.
  • Profundizar en lo aprendido. Se trata de que dé rienda suelta a su curiosidad e investigue las cuestiones que más le han interesado: en la Red hay documentales, videos divertidos, artículos y recursos y juegos interactivos. Sus nuevos descubrimientos sobre el tema ampliarán sus conocimientos y harán que estudiar resulte mucho más divertido.

Investigaciones sobre los procesos atencionales y el rendimiento de estudio muestran que es mejor controlar los ratos que le dedicamos al estudio poniendo un límite de tiempo más bien bajo para cada sesión. Lo ideal es hacer que los ratos de estudio no superen los 30 minutos, ya que mostramos bastante más facilidad para asimilar información que nos llega en ráfagas cortas y repetidas que en una sola que sea larga y tediosa.

Haz tuya la información que contienen los textos. Relaciónala con episodios de tu vida, vuelve a formularlas con tus propias palabras y usa ejemplos que conoces. De esa forma lograrás alcanzar el aprendizaje significativo que necesitas, bastante más resistente al paso del tiempo que el que se basa en la memorización de datos a los que no se les encuentra demasiado sentido.

Piensa, sobre todo, en similitudes y diferencias entre conceptos, piezas de información que en los textos que te has estudiado.

Con estas recomendaciones no solo mejorarás notablemente tu aprendizaje si no que además mejorarás tu actitud y método de estudio.

Fuente: Internet

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