En la medicina actual, las estrategias de salud están enfocadas en la prevención y para ello, resultan imprescindibles los diagnósticos precoces. La primera ecografía es uno de lo momentos más esperados a lo largo de tu embarazo, pero debes saber que es algo más que la primera imagen que tendrás de tu bebé.
La ecografía es un procedimiento de diagnóstico por imagen que utiliza ultrasonidos, los cuales se dirigen hacia el objeto a estudiar, en la mayoría de los casos el feto, para comprobar su evolución. Estas ondas sonoras chocan con diferentes estructuras: piel, grasa, músculo, piel, líquido, etc. Dependiendo de la capacidad de penetración en cada tejido, parte de los ultrasonidos que componen el haz continúa y otra parte se refleja. Los ultrasonidos reflejados son recogidos por la misma sonda que los emite y una vez analizados por el equipo se presentan en la pantalla en forma de imágenes ecográficas. El hueso es la estructura que más ecos rebota y aparece representado en blanco, mientras que el líquido, la que menos rebota, aparece en negro.
En términos generales, una ecografía proporciona información sobre el curso del embarazo (asegura que el embrión / feto sigue vivo), la localización de la placenta, la cantidad de líquido amniótico, el número de fetos, el crecimiento fetal, el grado de bienestar fetal y la posición del feto dentro del útero, pero sobre todo juega un papel fundamental en el diagnóstico de anomalías fetales.
Una ecografía es algo más que la primer imagen que tendrás de tu bebé. Además de permitir vigilar la evolución del embarazo puede desvelar anomalías fetales.
En el caso de la mujer embarazada, los exámenes de ultrasonido son realizados para detectar los casos de mayor riesgo de problemas maternos o fetales. Además tienen como objetivo más específico obtener una apreciación de las características y conformación general del bebé, placenta y líquido amniótico.
Al realizar estas evaluaciones, se determinan con precisión el crecimiento y desarrollo normal del útero, se estima la edad gestacional, el peso y la talla del bebé y a la vez, se puede proyectar ese peso fetal al momento del parto.
¿Es nociva la ecografía para la madre o el feto?
La ecografía no utiliza radiaciones ionizantes del tipo de los rayos X, sino ultrasonidos. El paso de los ultrasonidos a través de los tejidos puede liberar calor, por efecto térmico, pero la cantidad liberada en los equipos médicos es insignificante, de tal modo que hasta la fecha no se ha podido detectar ningún efecto adverso por su uso, ni en la madre ni en el feto.
Por lo mismo los especialistas afirman que no existen límites para la realización de ecografías, puesto que no causa ningún daño al bebé ni a la madre. Sin embargo por protocolo está indicado realizar una ecografía en cada trimestre del embarazo. Esta cantidad puede aumentar si el médico tratante lo considera necesario.
Clases de ecografías que se llevan a cabo durante la etapa del embarazo
- Ecografía transvaginal: se realiza en las primeras seis semanas del embarazo para visualizar al embrión y controlar el latido cardíaco fetal.
- Ecografía morfológica: verifica el desarrollo embrionario y visualiza si existe alguna alteración cromosómica asociada.
- Ecografía obstétrica: control rutinario de la embarazada.
- Perfil biofísico fetal: es un estudio asociado a una ecografía obstétrica, una ecografía convencional y un monitoreo fetal que va dibujando en un papel impreso los latidos cardíacos, los movimientos fetales y las contracciones uterinas.
¿Qué tipo de ecografías hay?
El examen ultrasonográfico tiene tres bases técnicas que se utilizan en la evaluación del embarazo:
- El convencional bidimensional: Es el ultrasonido obstétrico clásico, que se puede realizar por vía abdominal o transvaginal dependiendo de la edad gestacional o de lo que se desee observar.
- La ecotomografía Doppler color: Es el examen de ultrasonido convencional, que se asocia con la evaluación de la circulación sanguínea materna y fetal. Este permite evaluar la función de la placenta y así estimar el aporte de oxígeno y nutrientes que estarían llegando al feto desde la circulación maternal.
- Las ecotomografías en tres y cuatro dimensiones: Son tecnología de última generación y un complemento del ultrasonido convencional. Permiten visualizar al niño claramente, su forma y volumen, generando imágenes corporales o de segmentos de gran nitidez. Además, en el caso de la ecografía de cuatro dimensiones, se pueden observar los movimientos fetales en tiempo real. Es importante aclarar que la realización de este tipo de examen no es absolutamente necesaria, ya que el diagnóstico fundamentalmente se realiza con el modo convencional o bidimensional. Una buena visualización de las estructuras estudiadas en 3D depende de diversos factores que se deben cumplir, tales como cantidad de líquido amniótico, posición del feto, de la placenta, lo que explica que no siempre se logran las imágenes esperadas.
Mediante la ecografía obstétrica se puede monitorear, el crecimiento del bebé o detectar alguna anormalidad, determinar asimismo el tiempo de embarazo, realizar cálculos de longitud y diámetro de la criatura, detectar alteraciones durante la gestación, por ejemplo: si el embarazo se desarrolla fuera del útero, o si existe algún desprendimiento que puede ocasionar un aborto.
¿Qué puede detectar una ecografía obstétrica?
El primer examen se hace antes de las 10 semanas para confirmar el diagnóstico del embarazo, su ubicación, edad gestacional, número de embriones y normalidad de las estructuras propias del embarazo. Con la aplicación del Doppler color, se puede también escuchar el latido cardíaco embrionario.
El segundo examen se realiza generalmente por vía abdominal entre las 11 y 14 semanas de embarazo, con el fin de evaluar la anatomía fetal y descartar anormalidades estructurales importantes. También se puede detectar el riesgo de algunas anomalías cromosómicas mediante la medición del espesor del tejido de la región nucal o translusencia nucal, la presencia del hueso nasal, el flujo en el ductus venoso, etcétera. Durante este examen se puede llegar a conocer el género, el que se confirma tras la semana 18 a 20 o quinto mes.
El tercer examen se concreta entre las semanas 22 y 26 de embarazo. Ahí se estudian en detalle la anatomía fetal y la irrigación uterina placentaria. Pueden ser diagnosticadas la mayor parte de las alteraciones anatómicas severas, como también crecimiento fetal, características de la placenta, entre otros. Determinar también el riesgo de un parto prematuro, mediante la medición del cuello uterino por vía transvaginal.
El cuarto examen, en cambio, se efectúa entre las 32 y las 34 semanas de gestación, se evalúa el líquido amniótico y el grado de crecimiento placentario y otros signos que registran si el bebé se encuentra en buen estado, talla, vitalidad de su bebé y la proyección de peso al término del embarazo.
En resumen, una ecografía obstétrica, es la forma de examinar clínicamente al paciente antes que nazca. Por lo mismo, es fundamental que los realice un profesional con formación adecuada y con entrenamiento en centros de alto nivel, ya que muchas veces son claves en el manejo y toma de decisiones durante el embarazo.
Fuente: Internet
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