¿Cuándo es necesaria una terapia psicológica familiar?

La familia es un elemento fundamental y crucial en nuestras vidas. Desde pequeños, nos proporciona cuidados, cariño, educación… favoreciendo el desarrollo y maduración para ser capaces de afrontar y solucionar situaciones de todo tipo a lo largo de nuestro proceso evolutivo.

Por esta razón como miembros de la familia debemos mantener las relaciones siempre en buenos términos ya que la familia representará, en la gran mayoría de los casos, un sistema de apoyo fundamental, además de ser el espejo en el cual nos reflejamos y nos reconocemos como personas. Pero, ¿en qué momento se necesita una terapia psicológica familiar?

Los problemas familiares abarcan tanto, la familia nuclear (padres e hijos) como, los vínculos con los abuelos, tíos, exparejas, hijos de otras relaciones nuestras o de la nueva pareja, familia política, etc.

Como todo tipo de relaciones, la familia, nos aporta beneficios, pero también pueden surgir problemas o dificultades porque cada uno de los miembros que componen la familia puede tener caracteres, gustos y puntos de vista distintos y, no siempre, es fácil llegar a acuerdos y respetar las decisiones y/o normas para poder funcionar adecuadamente.

Por otra parte, problemas económicos, tener un negocio familiar o trabajar la familia en la misma empresa, entre otras cosas, puede contribuir a que surjan desavenencias en el seno familiar. De igual forma, los aspectos sentimentales, el cuidado de personas mayores y niños, la adolescencia de los hijos…son, frecuentemente, fuente de discusiones.

Los conflictos son inevitables en cualquier familia y, no siempre son negativos porque nos ayudan a saber resolver problemas y aprender a adaptarnos. Sin embargo, en ocasiones, estos conflictos no los sabemos resolver y provocan gran malestar y serias dificultades, que hacen necesaria una intervención psicológica centrada en la familia, teniendo en cuenta las necesidades particulares de cada miembro.

La Terapia Familiar es necesaria en aquellos casos en los que:

  • La relación entre los diferentes miembros del núcleo familiar, está deteriorado y/o alterado.
  • Apoyar y ayudar a alguno de sus miembros con dificultades personales: discapacidad de uno de sus miembros, aparición de una enfermedad física o psicológica, etc.

Los problemas más comunes de las familias que necesitan terapia familiar.

Estos son los principales indicadores que nos muestran que es necesario la terapia psicológica para la familia:

  • Falta de Comunicación.
  • Incapacidad para dialogar.
  • Problemas de convivencia (formas distintas de entender la distribución de tareas domésticas, administración económica, compartir espacios comunes y personales…)
  • Faltas de respeto y escasa tolerancia entre los diferentes miembros que componen la familia.
  • Discrepancia y falta de consenso con las normas y patrones de disciplina y educación.
    Convivencia con algún miembro de la familia con problemas psicológicos y/o físicos (esquizofrenia, trastorno bipolar, adicciones, etc.)
  • Agresividad y enfados repetidos de uno o varios miembros de la familia.
  • Trabajar en la misma empresa o negocio familiar, problemas económicos, etc.
  • Aparición de terceras personas, desamor.
  • Ambivalencia de sentimientos de uno o varios miembros de la familia :pasar de querer a odiar y, viceversa, a los padres, hermanos,hermanastros, pareja, abuelos.
  • Formación y/ cambio del núcleo familiar: parejas que se unen con sus respectivos hijos, nacimiento de nuevos hermanos o hermanastros o primer hijo, cuidado de personas mayores, etc.
  • Cuando algún miembro de la familia prefiere siempre estar solo.
  • Cuando algún no de los integrantes de la familia esta consumiendo alcohol o drogas.
  • Cuando se producen desencuentros entre dos o más de sus miembros, alterando la convivencia diaria.

Con frecuencia se cree que la terapia familiar es necesaria únicamente cuando algún miembro del hogar padece de una patología psicológica. No obstante, este tipo de ayuda profesional abarca un campo mucho más amplio. En general, es útil para solucionar cualquier tipo de relación malsana al interior de una familia.

El enfoque psicoterapéutico de las sesiones permite que el especialista a cargo del caso identifique patrones disfuncionales o vínculos emocionales conflictivos. Entre los temas más frecuentes se encuentran los problemas generados por comunicación no eficaz, la falta de demostraciones de afecto, resolución de conflictos, necesidad de reconocimiento.

En muchos casos, estos problemas pueden extenderse por mucho tiempo y amenazar la estabilidad familiar, al grado de provocar su disolución. Estos diagnósticos pueden generar, a su vez, ansiedad o depresión en los miembros de la familia, complicando todavía más el caso.

No es necesario que todos los miembros de la familia acudan a la primera cita con el psicoterapeuta. De hecho, ésta casi siempre se realiza por iniciativa de solo uno de los miembros. A partir de su testimonio, el profesional puede realizar un diagnóstico del caso y guiar a la persona para comprometer a otros miembros a participar de las sesiones.

Fuente: Internet

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