Entrevista: Lucía Oxenford

¿Cuántos hermanos son ustedes?
–Somos cinco. Cuatro de parte de mi papá con su anterior compromiso y yo, que soy la única de mi mamá.

¿Qué tal te llevas con tu hermana Juliana, la periodista?
–Ella es una locaza. Me llevo muy bien con Juli.

¿‘A lo hecho pechos’ se podría decir que es tu debut en el escenario?
–De chiquita hice dos papeles menores en obras de teatro para niños y luego he actuado como actriz secundaria en dos telenovelas y he hecho varios comerciales. Pero en lo que se refiere a pararme en el escenario y hacer un monólogo unipersonal sí, es la primera vez.

El tuyo es un monólogo en el que hablas sobre los hombres. ¿Qué piensas al respecto?
–Estamos en una edad en la que creemos que todos los hombres son una basura.

¿Qué te han hecho? ¿Por qué los odias?
–No es odiarlos. Ahora ya veo el titular en la revista Ellos & Ellas: “Lucía Oxenford odia a los hombres”, ja-ja-ja. No es que los odie sino que estamos en la edad en que los chicos maduran después que nosotras y por lo general eso se refleja en lo volubles que son. Hoy están con una chica y un mes después la dejan. Eso, para nosotras, es fatal.

¿Piensas así de los hombres porque son infieles?
–No solo infieles, sino inmaduros.

¿Cuál es la parte en la que maduran más ustedes?
–Nos tomamos más en serio la relación. Estamos con un chico y somos más cariñosas, a tal punto que ya le estamos preparando un postre de puro amor.

Hablando de ‘A lo hecho pechos’, ¿alguna vez has enfrentado a un chico y hoy te arrepientes?
–Sí, a un novio.

¿Qué hiciste?
–Sospechaba que me sacaba la vuelta y como yo tenía 15 años era recontra maricona. Pensaba: si le digo algo de repente se molesta y va a dejarme, pero una vez me puse los huevos y le dije: «Tú me estás fallando. Me estás sacando la vuelta». Mi enamorado se puso de todos los colores y me respondió que no era cierto, pero luego por Facebook y por mil datos de amigos me enteré que sí era verdad. Ahora me puedo estar riendo de eso, pero en ese momento fue bien difícil enfrentarlo y no me arrepiento de haberlo hecho.

¿Cuáles son las tres cosas que debe saber una mujer para lidiar con éxito con los hombres?
–Número uno: saber cocinar, porque los hombres tragan de todo, ja-ja-ja. Si no sabes cocinar te fregaste porque te van a llevar a comer comida rápida e inevitablemente vas a engordar. Yo engordé horrible porque estuve dos años y medio con un chico que solo compraba pizza. Pero ya aprendí a cocinar.

¿Número dos?
–Número dos: ganarte a su familia. Número tres: Ser sincera porque si los hombres te pescan una mentira te fregaste, porque, escúchenlo bien, ¡los hombres son más picones y celosos que las mujeres!

¿Cómo ves tu futuro como actriz? ¿Te ves enfocada en hacer una carrera como tus padres?
–Desde que nací acompañé a mis papás a grabar y me encanta. Por lo menos a mí me parece fascinante. De otro lado, me apasiona la fotografía. Con decirte que cargo mi cámara en mi cartera. Actualmente estoy estudiando la carrera de fotografía en el Centro de la Imagen. Yo veo mi futuro como fotógrafa y haciendo cine, teatro o stand up comedy.

¿Tu apellido es un peso para ti?
–Un montón de gente me pregunta si me cuelgo del apellido. Son comentarios tipo: “Como tú eres la hija de Marcelo tienes vara”. O “has ganado el casting porque tu mamá es Ivonne Frayssinet”. Ese tipo de comentarios me disgustan. Es cierto que conozco a un montón de gente por mis papás y muchas veces puedo llegar a ellos con más facilidad que otros. Pero yo quiero hacer una carrera y que la gente no diga: ¿tú no eres la hija de Ivonne y Marcelo? Prefiero que digan: ¡Lucía Oxenford Frayssinet, ah, la chica que actúa en tal obra! Ahora estoy empezando y espero que en unos diez o quince años pueda ganarme un nombre propio.

¿Qué te dan tus papás?
–Confieso que soy una persona ansiosa y nada perseverante. Mis papás me ayudan mucho a superar esos temas. Otra cosa que me llama la atención es que mi papá tenía cuatro hijos y tres empleos cuando yo nací. Siempre lo he visto como un hombre súper trabajador. Ahora me da gusto que ambos hayan llegado a tener una buena posición. Tengo 18 años y mis papás me han dado una buena vida y educación, y eso lo valoro mucho, pero no pienso aferrarme a sus apellidos. Porque además siento que me dan una especie de fuerza que me hace decir: Eso lo puedo hacer yo sola, y lo hago.

Por: Daniel Flores Bueno

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