La visita al ginecólogo es un momento que genera muchas dudas a las mujeres que nunca han acudido a un revisión y es frecuente que se hagan una idea equivocada sobre qué les espera allí.
El principal objetivo de ésta es prevenir trastornos ginecológicos y revisar que todo funciona correctamente y si esta se hace en condiciones de normalidad es corta y sus resultados de dan en ese mismo instante. Esta revisión es fundamental para la salud, “ya que soluciona muchos problemas y dispone de las dos pruebas más eficaces para la detección del cáncer en la mujer. Dicha exploración ginecológica aunque pueda ser en ocasiones molesta no tiene por qué ser dolorosa.
Las primeras visitas al ginecólogo se dan entre 13 y 15 años, y quizá al principio puede dar un poco de vergüenza, pero no te preocupes, se te pasará una vez estés allí.
El médico profesional está acostumbrado a tratar con todo tipo de mujeres, y tú no eres una excepción, por lo que no debes tener ningún tipo de vergüenza. No importa si te depilas, si no lo haces o lo que te apetezca, el ginecólogo no se preocupa por esas nimiedades, solo quiere saber que tus genitales están bien.
Puede que la primera vez que visites el ginecólogo, tus padres quieran acompañarte, en especial tu madre, que seguro que también tuvo miedo o vergüenza cuando era joven. Si no quieres que tus padres entren contigo en la consulta, háblalo con ellos antes de ir, seguro lo entenderán. Es probable que el ginecólogo te haga preguntas sobre tu vida sexual, que son necesarias para cuidar tu salud, y es posible que no quieras que ellos se enteren.
Escoge un buen especialista con la ayuda de tus padres o personas de confianza, pues dependiendo del profesional, no deberás preocuparte por lo que le cuentes, por que dentro de su formación se espera que aplique el «secreto profesional» es decir solo quedará entre él y tú. Eso sí, no inventes ni mientas por miedo a lo que pueda pensar o por si te juzga, porque te puede salir caro.
Respecto a la vergüenza, recuerda que puedes pedir un cambio en tu especialista si no estás contenta. Y en el caso de los ginecólogos puedes solicitar que sea una mujer o un hombre el que te haga el seguimiento médico. Hay chicas que se sienten más cómodas con un médico hombre y otras con una mujer.
La Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda realizar mínimo una visita al año al ginecólogo desde que se comienzan a mantener relaciones sexuales. Recuerda que el ginecólogo no solo se ocupa de la menstruación, embarazos y las Enfermedades de Transmisión Sexual, también realiza controles de las mamas. Por lo que no tiene que parecerte raro que quiera examinarlas, aunque en este caso, suele hacerse a mujeres mayores.
¿Cuándo hay que acudir por primera vez al ginecólogo?
Te vamos a mostrar algunos casos en los que debes pedir una cita y/o en algunos casos ir a urgencias, porque podrías tener un problema de salud.
El experto indica que la primera consulta se debe realizar cuando se comienzan a mantener relaciones sexuales o cuando haya algún problema en el área genital o mamaria, los cuales pueden manifestarse así:
- Sangrado entre un periodo y otro: Algunas de las causas comunes del sangrado irregular incluyen las fluctuaciones hormonales, bajos niveles de tiroides, estrés, infecciones o lesiones vaginales, abortos espontáneos y muchas más, no menos alarmantes. No dejes de ir al médico sobre todo si estás embarazada, si el sangrado está acompañado de vértigo, fatiga o dolor o si el sangrado es muy abundante. Deja de tomar aspirina si la estás tomando, haz reposo y comunícate con tu médico de inmediato.
- Cualquier tipo de secreción vaginal inusual o persistente: Todas las mujeres experimentan algún tipo de secreción vaginal normal provocada por factores como la ovulación, el estrés emocional, la excitación sexual o el embarazo, pero hay ocasiones en que se puede alterar el pH de la vagina y provocar infecciones. Si percibes cambios en la apariencia, el olor o la frecuencia de las secreciones vaginales, debes consultar con un especialista.
- Sangrado después de tener relaciones sexuales: Nada te devuelve al mundo más rápidamente después del sexo como notar que tienes sangramiento vaginal. Y ninguna de las causas se pueden dejar de tomar en serio: clamidia, displasia del cuello uterino, enfermedades venéreas, vaginitis…
- Sospechas de contagio: Si tienes la más mínima duda de que tú o tu pareja puedan tener una enfermedad de transmisión sexual, no demores en acudir al médico. Una detección e intervención rápida puede significar más éxito en el tratamiento y la curación. Las causas de las ETS son los parásitos, virus y bacterias y entre las más comunes están la sífilis, la gonorrea, la clamidia, el herpes genital, el VIH/SIDA, el VPH y la tricomoniasis.
- Razones familiares: Si tienes historial familiar de enfermedades sexuales, incluyendo casos de cáncer de seno antes de la menopausia, debes visitar al ginecólogo con más frecuencia y seguir sus recomendaciones.
- Si sientes escozor al hacer pis o irritación en la vulva cuando vas a orinar: Ante los picores vaginales, lo mejor es visitar también a un especialista, sobre todo si has comenzado a tener relaciones sexuales.
- Si notas alguna anomalía en tus genitales y otras partes de tu cuerpo: Como un bulto o una verruga, Notas bultos o nódulos en tu pecho o axilas.
- No te has cuidado bien: Por ejemplo, si has practicado relaciones sexuales sin protección y crees que puedes estar embarazada.
Siempre que notes algo raro entre tus piernas o en las tetas, lo mejor es que visites al ginecólogo, ojo, pero ¡sin volverte paranoica!, recuerda que preocuparse por la salud es importante pero hacerlo exageradamente no es saludable psicológicamente y económicamente.
Respecto a la preparación previa, lo único que tienes que tener en cuenta es acudir limpia y aseada. De ser posible con ropas que se puedan quitar con facilidad.
En tu primera vez el ginecólogo, lo normal es que te hagan varias preguntas antes del examen físico, entre las cuales se pueden encontrar:
- Antecedentes médicos personales, si has sufrido alguna enfermedad grave o estás en tratamiento.
- Si has sido operada alguna vez.
- Antecedentes familiares de enfermedades.
- Edad de primera regla, periodicidad y posibles problemas.
- Fecha de comienzo y finalización de la última regla.
- Si has tenido algún aborto o hijos en el caso de que no seas virgen.
- Alergias e intolerancias.
- Tus hábitos: si practicas ejercicio, fumas, tomas alcohol o drogas…
- Pérdida de virginidad.
- Si ya has practicado relaciones sexuales, preguntará sobre los métodos anticonceptivos que usas.
Una vez ha terminado con el historial clínico a través de preguntas, comenzará con la exploración física. En tu primera vez lo normal es que te pese y te mida para hacer un reconocimiento general. Después te pedirá que te quites los pantalones y la ropa interior para poder ver los genitales externos y la vagina.
¿En qué consiste la exploración física de un ginecólogo?
El especialista realizará una exploración en estado de relajación que es totalmente indolora y no dura mucho tiempo. En ella se pueden dar las siguientes situaciones:
- La una exploración visual y palpación de las mamas y de los genitales.
- La introducción de un separador llamado espéculo para la visualización de la vagina y del cuello uterino.
- La toma de una muestra de la superficie del cuello para hacer una citología que nos permite el diagnóstico precoz del cáncer de cuello.
- Una ecografía transvaginal que nos da una información precisa del útero, ovarios y pelvis.
Generalmente son dos pruebas: la citología y la ecografía. Además, le pueden pedir análisis de sangre y de orina y otras pruebas especiales, como la mamografía y la eco mamaria.
Fuente: Internet
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