Julcán: conoce el loable trabajo de los brigadistas para vacunar a los niños

Recorrer largos tramos por caminos sinuosos y escabrosos en busca de niños de 5 a 11 años de edad para vacunar contra la covid-19 es una tarea titánica que desarrolla el personal de salud de la provincia de Julcán, en la sierra de la región La Libertad.

Su esfuerzo y dedicación se traduce en el 100 % de avance en la vacunación a niños de 5 a 11 años, de esta manera la Red de Salud Julcán lidera el proceso de inmunización a menores en las provincias andinas.

De ahí el reconocimiento que se ha ganado el personal de salud de la red, pero más aún aquellos que trabajan en condiciones adversas, comunidades cercanas de los 4,000 metros sobre el nivel del mar, allí donde la pobreza estruja el alma, el frío quema la piel y casi siempre las gotas de lluvia se convierten en hielo.

Nos referimos a los servidores del puesto de salud más alejado de la provincia: Canraz, en el centro poblado del mismo nombre, ubicado en el distrito de Huaso. El establecimiento está situado en las faldas del cerro Huasochugo, en cuya cima descansa un valioso complejo arqueológico por investigar.

Allí -en la parte más alta de esta provincia andina- hay un grupo de profesionales comprometidos con la vida, la salud y el bienestar de toda una población.

Para el director ejecutivo de la Red de Salud Julcán, Henry Guanilo Che, el trabajo que desarrolla todo el personal de salud de la red es muy esforzado y digno de reconocer, porque tienen que sortear una serie de dificultades desde recorrer por caminos peligrosos, el mal clima y hasta sobreponerse a las creencias religiosas para poder vacunar a los niños.

Sin descanso

El equipo multidisciplinario, liderado por el médico Manuel Ramos Salinas, no descansa, porque tiene que atender a pacientes del lugar y a otros que llegan procedentes de comunidades alejadas. Algunos de ellos tienen que caminar de tres a cuatro horas para recibir atención.

Aunque una ventaja salta a la vista, la moderna infraestructura e implementación con la que cuenta el personal del puesto de salud Canraz. Al ingresar, no hay nada que envidiar a una pequeña clínica de la ciudad, donde se observan espacios y consultorios muy bien distribuidos e implementados.

Pero el sacrificio del personal de salud de Canraz es replicado en toda la red, donde el compromiso de inmunizar a los infantes, no precisamente, es una meta, sino el compromiso y responsabilidad de proteger a los niños contra la mortal pandemia.

Ejemplo maternal

Un ejemplo de responsabilidad materna la dio Rocío Mozo Bolaños Suncho, quien caminó tres horas para llegar al establecimiento de salud Canraz. “Mi rosita hoy cumple seis meses de nacida y la he traído para su control de niña sana, pero si lo pudiesen vacunar para la pandemia sería lo mejor”, manifestó la mujer, quien ignora que todavía no es su turno de vacunación para la bebé, llegó agotada cargando su vástago en la espalda. Allí le explicaron que no podían vacunarla, pero si efectuarle su control peso, talla, entre otros.

Esfuerzo y estrategias

Kathering Ramos Carrasco es la enfermera encargada de inmunizaciones del puesto de Canraz. Cuenta que a veces tiene que caminar horas tras horas para vacunar y proteger a los niños de los caseríos alejados, tal como Simbamba, Kenty, La Merced, Shulgón, Suncho, Quinun y Santa Elena. La meta es atender y vacunar a unos 2,000 pobladores.

Trabajamos con los promotores de salud, quienes juegan un rol importante en la sensibilización respecto de la importancia de la vacuna. También coordinamos con todos los programas sociales y las autoridades de las comunidades. Nuestra meta es inmunizar a todos los niños con sus dosis completas. “No descansaremos, seguiremos caminando tras el objetivo”, dice convencida Ramos Castro.

Comentarios