La psoriasis está reconocida por la Organicación Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad crónica grave.
Es una condición dolorosa, desfigurante y no transmisible, que puede afectar a la piel, las uñas y las articulaciones, e incluso algunos pacientes desarrollan artritis inflamatoria crónica (artritis psoriásica) que conduce a deformaciones de la articulación y discapacidad, pese a que afecta a unos 125 millones de personas en todo el mundo, aún no tiene cura.
Ahora, científicos de la Universidad de Emory (EE.UU.) han descubierto que los compuestos derivados del veneno de la Hormiga de fuego (Solenopsis) podrían usarse para dar lugar a nuevos tratamientos. La investigación, publicada en Scientific Reports, muestra que la solenopsina (el alcaloide que constituye el principal componente tóxico en el veneno de estas hormigas) tiene un fuerte parecido químico a las moléculas lipídicas llamadas ceramidas, que protegen la piel.
Las ceramidas mantienen la función de barrera de nuestra piel ayudando a la epidermis a retener la humedad y repeler a los microorganismos, por lo que se usan en una variedad de medicamentos cutáneos tópicos, incluyendo los que tratan el eccema.
El compuesto mostró resultados prometedores en las células inmunitarias de los ratones en cultivo y disminuyó la actividad de algunos genes que sobreactivan a causa de algunos de los tratamientos actuales para la psoriasis, tales como esteroides y luz ultravioleta.