De acuerdo una investigación publicada en PLOS One, se plantea que mientras a más animales se exponga un niño en sus primeros años, menores serán tus probabilidades de desarrollar asma, rinitis o eczema.
Bill Hesselmar de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, y sus colegas ya sabían que tener una mascota a temprana edad protegía de las alergias más adelante en la infancia, pero quisieron averiguar si tener más de una, podría aumentar ese beneficio.
Existe una relación entre la cantidad de mascotas en la niñez y la incidencia de alergias: una mayor exposición a las mascotas significa más protección. Eso podría explicar por qué algunos estudios anteriores no encontraron un vínculo.
«Un perro o un gato que rara vez se encuentra dentro de la casa, o rara vez en contacto cercano con el niño, puede no ser protector», dice Hesselmar, quien también descarta la posibilidad de que el vínculo pueda explicarse por el sesgo de selección: el resultado de las familias con alergias que eligen no tener una mascota.
Así mismo, estudios anteriores han encontrado que los niños que crecen en una granja con ganado tienen un menor riesgo de alergias. Hesselmar cree que tener varias mascotas es como vivir en una «mini granja», con mucha exposición a los alérgenos. La explicación es que las mascotas tienen microbios que estimulan el sistema inmunológico humano para que los niños no se vuelvan alérgicos, pasar tiempo con otros niños y estar al aire libre en la vida temprana también parecen tener un efecto protector.
Una estrategia menos ortodoxa, pero aparentemente, igual de efectiva es que los padres laman los chupones de sus propios bebes para evitar las alergias. Al menos, así lo aseveró un informe presentado en la reunión anual del Colegio Americano de Alergología, Asma e Inmunología en Seattle el último mes.