La educación ha sido uno de los sectores que más cambios ha experimentado desde el inicio de la pandemia. Los alumnos han tenido que acostumbrarse y organizarse a horarios y dinámicas diferentes a los que tenían en la presencialidad; y los padres, también.
La psicóloga de la Universidad César Vallejo, María Garrido Hidalgo, considera que la pandemia ha hecho que los padres vuelvan a involucrarse de manera activa en las actividades académicas de sus hijos, según el grado que corresponda. El acompañamiento que necesita un niño o niña en etapa inicial o primaria, no será el mismo que el que necesita un alumno de secundaria.
«Los niños que cursan los primeros grados necesitan el acompañamiento exclusivo de un adulto durante la clase para guiar el aprendizaje. Para ello, es importante que el adulto a cargo de la guía académica muestre una actitud agradable y respetuosa; ya que las emociones de felicidad y amor hacen que, a nivel neurológico, el aprendizaje sea fluido, rápido y que las sesiones remotas sean percibidas como actividades motivadoras”, resaltó la Dra. Garrido Hidalgo.
Asimismo, la especialista explica que, si por el contrario el adulto se muestra indiferente, pesimista o con desagrado por acompañar al menor; lo que logrará es que el niño experimente emociones como la angustia, ansiedad, irritabilidad o miedo, llevando a que su cerebro asocie el estudio con emociones desagradables y como consecuencia, busque huir perjudicando su atención y concentración.
¿Cómo puedo potenciar el aprendizaje de mi hijo en entornos virtuales?
1. Preparar el espacio para estudiar. Tiene que ser un ambiente iluminado, ventilado y libre de distractores en la medida que sea posible.
2. Se puede utilizar música instrumental suave, con volumen bajo, para acompañar los momentos en que su hijo está jugando o desarrollando alguna tarea por sí solo. Las emociones agradables que despierta esta música ayudarán a estimular y fijar el aprendizaje.
3. Establecer acuerdos previos sobre el uso del internet antes de iniciar las clases, en especial en el caso de adolescentes, recordándoles que pueden utilizar la red para divertirse y estudiar; pero todo dentro del contexto y espacio apropiado.
4. Expresar palabras de aliento y gestos de amor cuando su hijo está teniendo la actitud y comportamiento esperados. Reforzar esto hará que la posibilidad de respuestas positivas se incremente.
5. Reconocer el esfuerzo, los avances e incentivar el aprendizaje. No se debe penalizar los errores, lo que se debe analizar son las oportunidades para lograr aprender cómo hacerlo mejor la próxima oportunidad.
“El manejo de las clases con los alumnos del nivel secundario y superior es distinto. Es importante conversar con ellos sobre la utilidad de lo que están aprendiendo y aterrizar los aprendizajes de las clases en la vida cotidiana mediante juegos, lecturas compartidas, actividades de casa y conversaciones. De esta forma, poco a poco los estudiantes podrán darle un sentido práctico a la información que reciben en las clases y podrán mostrarse más curiosos y participativos”, destacó la psicóloga de la UCV.
En cuanto a la relación de los padres con los docentes, es necesario que ambas partes compartan la responsabilidad de los objetivos de aprendizaje. La función del docente es quien imparte la información básica y son los padres quienes ayudan al estudiante a darle sentido en el día a día. Es importante recordar que el aprendizaje no se reduce a las horas de clase en línea y no es sólo responsabilidad del docente.
“La familia está llamada a ser la fuente de estabilidad emocional que necesitan los hijos; los padres o tutores deben estar dispuestos a escucharlos y acogerlos cuando se sientan frustrados o no sepan cómo resolver un trabajo y también cuando deseen compartir sus logros. Este rol, que le corresponde a la familia, es fundamental”, señaló la experta.