Como los productos no cumplían con los requisitos del sistema de calificación EPEAT (Evaluación Ambiental de Productos Electrónicos), que exige que la batería se pueda separar con facilidad del resto de los materiales para el reciclaje, Apple decidió dar el portazo.
La consecuencia fue que decenas de escuelas y agencias de gobierno, incluida la municipalidad de San Francisco, tierra natal de la empresa, anunciaran que dejarían de utilizar dispositivos y computadoras de la marca.
Al parecer fue esta reacción lo que hizo a la compañía dar marcha atrás. Los clientes contactaron directamente a Apple, lo que representó una «parte crítica» en el regreso al registro, afirmó el presidente ejecutivo de EPEAT, Robert Frisbee.
«Hemos oído recientemente de muchos clientes leales que estaban decepcionados porque habíamos retirado nuestros productos del sistema de calificación EPEAT. Reconozco que esto fue un error», admitió el vicepresidente senior de ingeniería de hardware, Bob Mansfield.
De esta forma, Apple buscará adaptarse ahora y convertirse en eco-friendly. En otras oportunidades, asociaciones medioambientales también condenaron a la compañía por ser contaminante. La respuesta fue impulsar sus propias credenciales verdes, como fuentes de energía más limpias para sus campos de datos en Carolina del Norte.
