Samuel, el Cusqueño que domina las aguas y montó una mini central hidroeléctrica

Un ángel. Jura que fue un ángel el que lo despertó de un sueño profundo, segundos antes de que un derrumbe lo sepultara en vida, cuando aún era un muchacho y trabajaba como obrero en la construcción de un túnel, en Chota, Cajamarca.

“Estaba dormido, sentado al pie de una roca, y el ángel me gritó ‘¡Samuel! ¡Samuel!’, y gracias a eso me paré justo a tiempo. Si no, no la contaba. Luego, levanté la mirada y no había nadie. Fue un ángel”, asegura. Martín Samuel Cuchillo Caro, de 88 años y usuario de Pensión 65, se emociona al recordar aquel día en que prácticamente volvió a nacer.

El destino le tenía preparado un camino difícil, casi como el que ya había transitado; sin embargo, la providencia y su ingenio se encargarían de retirar las piedras de su ruta. Y el agua sería el elemento que marcaría su futuro. De niño, en el distrito de Sangarará, provincia de Acomayo, región Cusco, era algo tímido. “En la escuela me pegaban”, recuerda sin avergonzarse. Papá y mamá murieron apenas empezando la primaria y unos tíos asumieron su cuidado.

Ya desde pequeño, su astucia, imaginación e inteligencia formaban una potente combinación que lo hacía pensar más allá que los otros niños. “Cuando iba a pastorear el ganado, recogía papitas que luego vendía y con eso me compraba juguetes de cerámica con forma de animalitos”, recuerda. Salió con su gusto de ir a Lima.

Un señor de buen corazón lo acogió en Chosica a cambio de que le ayudara en su restaurante y lo puso en el colegio, pero la necesidad de avanzar, solo, pudo más en Samuel y, sin acabar la secundaria, salió a seguir explorando el mundo. Primero intenta infructuosamente conseguir empleo en Lambayeque, después lo logra en Chota y aprende el manejo de maquinaria pesada.

Tras salvar la vida de manera casi milagrosa en la obra del túnel, viajó a Puno, donde trabajó como operador de la planta eléctrica en un barco que surcaba el lago Titicaca. Curioso al máximo, Samuel, como lo llaman todos los que lo conocen, aprovechó cada empleo que tuvo para acumular conocimientos ligados a la electricidad, construcción y trasvase de agua, los cuales le sirvieron en la década de los 90 para dar cátedra de ingeniería en su Sangarará natal sin haber pasado por las aulas de universidad alguna.

Primero se convirtió en el pionero de la construcción de las cocinas mejoradas en la comunidad de Yanampampa, en Sangarará, donde vive. El humo que afectaba a su esposa, Isabel Huisa Tuero, cuando cocinaba con leña, así como el hollín que se asentaba incluso sobre la comida lo empujaron a idear una solución doméstica.

Así construyó una cocina con una bóveda que evitaba la salida del humo dentro de la casa y con una ducto que lo llevaba hacia el exterior. Pero no solo eso. Usando piezas recicladas montó una minicentral hidroeléctrica con la que generó electricidad con agua de río, dio luz a su casa y causó, primero, el recelo y, segundo, la admiración por parte de la empresa que distribuía energía eléctrica en las provincias cusqueñas.

También en esa época, luego de que como dirigente de la comunidad de Yanampampa no recibiera el respaldo de su asamblea para implementar jaulas flotantes en la laguna Pomacanchi, se aventuró a crear de la nada una piscigranja al lado de su vivienda, la primera de esa zona y a la que bautizó como América. Hizo un fértil estanque que llenó con agua desviada de río y en el que hasta hoy cría truchas y bocachicos para su subsistencia y la de su esposa. “En mi cerebro está mi universidad”, dice. Eso se confirma al ver su obra en medio de los cerros.

El sargento

Los capítulos de la vida de Martín Samuel Cuchillo Caro, el hombre que domina las aguas, son tan variados que incluso antes de explayar su ingenio en el distrito de Sangarará y construir su minicentral hidroeléctrica y su piscigranja llegó a ser, recuerda, sargento segundo del Ejército del Perú. “Cuando trabajaba en el barco, en Puno, a finales de los años 50, me reclutó el Ejército y me quedé en el cuartel por casi dos años. Al principio, un coronel preguntó a la tropa qué es la electrícidad, y cómo yo ya lo había aprendido en la práctica, en todos mis trabajos, contesté muy bien.

Desde ese momento, me daban tareas ligadas a la electricidad. Incluso impartí clases a los soldados sobre clave morse”, rememora Samuel, quien hasta hoy se arrepiente de haberse negado a estudiar en Lima la especialización de Comunicaciones que le ofreció el Ejército. “Era muy joven. Eso pudo haber cambiado mi vida”, refiere.

Datos

Pensión 65 tiene en la región Cusco 38,081 personas usuarias. De ese total, 558 han ingresado al programa en el padrón del bimestre enero-febrero.

El programa atiende en todo el país a 567,043 personas adultas mayores en situación de pobreza extrema con una subvención bimestral de 250 soles.

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