PJ reconoce aportes de cuatro mujeres en la lucha por sus derechos en el Perú

El Poder Judicial, a través de la Comisión de Acceso a la Justicia, que preside la jueza suprema Janet Tello Gilardi, realizó un seminario virtual para remarcar el legado de las escritoras y activistas Flora Tristán, Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto de Turner y María Jesús Alvarado.

Las ponencias de este evento académico estuvieron a cargo del vicepresidente de la referida comisión, Carlos Calderón Puertas, quien remarcó la participación plena de estas mujeres en el proceso de desarrollo del Perú, visibilizando sus aportes en la lucha por sus derechos y el acceso a la justicia.

Paria y apátrida

El magistrado destacó el esfuerzo de Flora Tristán para reconocer los derechos “naturales e imprescriptibles” de las mujeres, así como de los obreros, que plasmó en sus obras “Peregrinaciones de una paria” y “La unión obrera”.

En esos libros, sostuvo, la escritora nacida en Francia, expresa conceptos adelantados a su época como el derecho al divorcio y la “unión universal de obreros y obreras”, antes que Carlos Marx y Federico Engels.

Recordó que en “Peregrinaciones de una paria”, donde narra las experiencias de su viaje al Perú para reclamar una herencia, Tristán hace una descarnada crítica a las élites que ostentaban el poder.

“En el Perú la clase alta está profundamente corrompida, para satisfacer su afán de lucro, su amor del poder y sus otras pasiones”, escribió Tristán en su libro sobre el periplo en nuestro país.

Mujeres olvidas

Calderón Puertas también se refirió al legado de Mercedes Cabello de Carbonera, para quien las letras significaban “un arma poderosa” para lograr un cambio radical en la educación y en la condición social de la mujer.

Señaló que la escritora moqueguana escribió, bajo el pseudónimo de Enriqueta Pradel, un artículo sobre la influencia de la mujer en la civilización, donde revela la degradación y humillación del llamado “sexo débil”, oprimido por el “sexo fuerte”.

Esta actitud reivindicatoria de la mujer, apuntó Calderón Puertas, provocó el ataque furibundo e injurioso de escritoras y escritores de su época, como Carolina Freyre, Felisa Moscoso, Domingo de Vivero y Juan de Arona.

Freyre consideraba absurdo y ridículo que las mujeres, como proponía Cabello, ejerzan la medicina o la abogacía, que discutan sobre temas de Estado o que tengan derecho al voto; en tanto que Moscoso, señalaba que estas jamás podrán competir en intelectualidad con el varón, porque “ella es corazón y él la cabeza”.

Por su parte, De Vivero consideró que avanzar junto al “contingente mujeril” significaba una paradoja, sin embargo, quien más arremetió contra la escritora provinciana, hasta el extremo del insulto, fue Juan de Arona, quien la llamó “Miercedes Caballo de Cabronera”.

Calderón recordó que Cabello estuvo casada con el médico Urbano Carbonera, el cual le habría contagiado de sífilis, lo que luego desencadenaría su locura e internamiento en un manicomio, donde finalmente murió.

Doblemente vulnerable

El magistrado supremo señaló respecto a Clorinda Matto de Turner, que la escritora cusqueña fue doblemente vulnerable debido a su condición de mujer y provinciana en la Ciudad de los Reyes.

Señaló que la autora de la novela “Aves sin nido”, denunció en ese libro la «trinidad embrutecedora» de los andes formada por el gobernador, el cura y el juez, así como la “comandita del clericalismo con el pierolismo”.

Como Mercedes Cabello, también fue víctima de los infundios de Juan de Arona quien, burlándose de su dejo serrano, escribió el poema «La sobrena de su tea», donde la llama “mula zarca, jamona y marimacho, que camina con olor a vinagrillo y zorrillo y solo escribe mamarrachos”.

Preceptora con conciencia

Finalmente, Calderón Puertas habló sobre la concepción del mundo de María Jesús Alvarado, quien reconoce la importancia de la educación “para regenerar” el Perú, por su naturaleza como poderosa herramienta de libertad y su capacidad transformadora.

Señaló que la preceptora nacida en Chincha centró su preocupación en llevar la “luz liberadora” de la educación a tres segmentos vulnerables y desfavorecidos de la sociedad: obreros, indígenas y las mujeres.

Respecto a este último grupo, el magistrado refirió que María Jesús Alvarado estuvo contra el matrimonio “arreglado” y la maternidad excesiva, así como a favor del divorcio “porque a veces las mujeres se casan sin pasión”.

Ella misma se consideró feminista y luchó por afirmar en la mujer “la conciencia de sus derechos”, para lo cual redactó el opúsculo “El feminismo”, donde expresa que ya no debe perdurar la forzosa y pesada tutela del hombre, que “es un ultraje a la dignidad de la mujer”.

Allí plantea acabar con sofismas como que el hombre es más fuerte, así como con la insubordinación legal, que es un obstáculo para el progreso de la humanidad.

En esta publicación –concluyó Calderón Puertas–, Alvarado proclamó también sobre la perfecta igualdad de un sexo para con otro y que no haya incapacidad de nadie, “porque hombres y mujeres tienen capacidad para guiar su destino”.

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