Con una muestra individual, denominada “Transeúnte de la memoria”, el destacado pintor trujillano Héctor Acevedo exhibe los logros artísticos de una obra que desde sus inicios mostró una impronta singular, a contracorriente de las modas y de los istmos.
Esta unipersonal es una prueba fehaciente de que, a pesar de mantener una fisonomía fiel a sí misma, la pintura de Héctor Acevedo se renueva constantemente en una búsqueda personal sin tregua.
Como dice el escritor Luis Eduardo García: “En su evolución no hay cambios bruscos ni sorpresas mayúsculas. Hay como una línea de continuidad cada vez más rica y compleja. Acevedo no se repite nunca.”
A lo largo de estos años, sin estridencias, Héctor Acevedo ha construido su propio universo pictórico, en el que el color se ha ido depurando hasta adquirir un lirismo refinado y sus formas han adquirido un contorno más definido.