Un grupo de odontólogos ha explorado la capacidad natural del diente para repararse a sí mismo, a fin de encontrar maneras de dejar en desuso la aplicación de cementos dentales, sustancias artificiales que con el tiempo pueden erosionarse, partirse, infectarse y hasta caerse.

La restauración de la dentina perdida en lesiones o por caries se realiza rutinariamente con cementos inorgánicos a base de calcio o silicio. Estos cementos permanecen en el diente y no se degradan, el volumen mineral normal en la pieza nunca se restaura completamente.

El nuevo enfoque se centra en estimular la formación natural de la dentina reparadora a través de la movilización de células madre residentes en la pulpa dental. Ello, gracias a la inserción de esponjas de colágeno biodegradables, clínicamente aprobadas, para administrar dosis bajas de «antagonistas de glucógeno sintasa quinasa de pequeña molécula (GSK-3)» que promueven los procesos naturales de formación de dentina.

La sustancia llega en la forma del tideglusib, un medicamento que ha sido desarrollado con éxito para combatir los síntomas del mal de Alzheimer. Dado que la esponja transportadora se degrada con el tiempo, la dentina que el tideglusib genera reemplaza a la esponja.

La técnica, hasta ahora, solo ha sido probada en ratones. En grietas en los dientes, los investigadores colocaron esponjas con tideglusib y las sellaron con un adhesivo dental. Tras un par de semanas, los dientes ya se habían reparado mejor que a los que se les aplicó el cemento dental convencional: la dentina se había regenerado hasta rellenar todo el hueco.

Estos resultados auspician la posibilidad de que se conduzcan evaluaciones con humanos de esta revolucionaria técnica.

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