Los atractivos turísticos que tiene el Perú no se limitan a sus monumentales obras arquitectónicas, sus bellos parajes o su impresionante geografía, sino también destacan los vestigios arqueológicos que revelan la grandeza que tuvo determinada cultura. Tal es el caso de Keshwa Chaca, el último puente colgante tejido por los incas y que todavía sobrevive.
Hace cientos de años, cuando los incas fueron expandiendo su vasto imperio, desarrollaron una impresionante red de caminos para mover ejércitos, personas y mercancías de manera rápida y eficiente sobre las montañas. Pero la geografía era muchas veces adversa, comprendiendo sobre todo altas cumbres y valles profundos que los obligaba a construir puentes.
De esos puentes construidos por los incas hoy en día queda sólo uno en pie, el Keshwa Chaca, que se encuentra sobre el río Apurímac, colgando a 70 metros de altura y mide 36 metros de largo, cerca de la localidad de Huinchiri.
Este puente consta de cinco cuerdas paralelas torcidas de fibras de la planta cabuya o maguey, y tienen cerca de 10 centímetros de espesor. Cada año, en junio, con motivo de la celebración de la Pachamama, se realiza el ritual de mantenimiento del puente. Los habitantes de Huinchiri preparan durante el año las cuerdas de plantas que reemplazarán para mantener el puente en buenas condiciones.
En la actualidad el puente Keshwa Chaca se encuentra en excelentes condiciones y se puede convertir en un importante atractivo turístico.