Lo que significa ser hipocondríaco y cómo superarlo

La hipocondría es un trastorno de la personalidad psicosomática, que puede afectar a individuos con tendencia obsesiva. Se caracteriza por un miedo exagerado a sufrir enfermedades. Las personas que lo padecen, de hecho, experimentan síntomas que repercuten seriamente en su calidad de vida.

Es un trastorno de personalidad que aumenta la sensación displacentera de síntomas, pero por sí misma no crea enfermedad grave.

Ser hipocondríaco es manifestar una extrema preocupación, que parte por interpretar erróneamente ciertas sensaciones o señales físicas en el cuerpo; por ejemplo, lunares, pequeñas heridas, rojeces, tos, los propios latidos del corazón, movimientos involuntarios de algún músculo… En definitiva: cualquier percepción fisiológica sobredimensionada. A pesar de que en algunos casos el médico le asegure que no encuentra nada, la persona solamente se quedará tranquila un rato, luego el desasosiego regresa al poco tiempo, dándole vueltas sin parar.

Saber que pone en marcha ese mecanismo es complicado de determinar. Según la psicología clínica este problema afecta a menudo a miembros de una misma familia. Hay personas más sensibles que además tienen una conducta más afligida y obsesiva, con lo cual exageran o malinterpretan la enfermedad en todos los ámbitos de la vida.

La hipocondría es una característica de la personalidad. Es un trastorno psicológico que la gente desarrolla. Hay un perfil de personalidades más obsesivas, que centran su atención o su obsesión en el cuerpo y en su miedo a enfermarse.

Síntomas de una persona hipocondríaca

La persona hipocondríaca, claramente sufre síntomas físicos. Y el problema es que los sufre más. Es decir, ante cualquier mínima sensación displacentera o cualquier mínimo malestar, el hipocondríaco va a tener una reacción de estrés que, sin querer, va a aumentar ese síntoma. Cuando estamos nerviosos los síntomas físicos o psicológicos son peores en cualquiera, y en el hipocondríaco esto es un mar de fondo.

Esto ocurre porque el estrés es una reacción adaptativa que nos hace estar alerta de posibles peligros. Para el ser humano un posible peligro puede ser un león que se acerca, pero también una preocupación que él mismo crea, sea personal o sea que uno crea que el síntoma que nota es una enfermedad mortal. Eso genera estrés, el cual provoca que la persona suelte adrenalina interna y una serie de sustancias que la activan. En el caso del hipocondríaco, aumenta su sensibilidad, que ya de por sí es grande, a esos síntomas físicos. Entonces es una pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso.

¿Cómo superar la hipocrondría?

Los especialistas recomiendan hacer las siguientes pautas para afrontar el pánico a enfermar:

  • Acude a un psicólogo. Es importante insistir en este aspecto, pues hay personas que creen que pueden superar la hipocondría (o cualquier otro trastorno) solos y a base de leer artículos en Internet. Nada más erróneo. Los problemas se tienen que tratar desde la raíz, saber porque se generan y que ha llevado a su desarrollo, solo así se podrán solucionar.
  • Cambia la forma de ver la enfermedad. Es importante que entiendas que encontrarse mal no significa siempre estar enfermo y viceversa. Por ejemplo, una persona puede estar gravemente enferma y poner buena cara. Por el contrario una persona puede sentirse muy mal pero no tener nada físico. Puede que una persona solo tenga una pequeña tensión muscular y vivirlo con gran dolor y angustia.
  • Haz un recuento de las veces que pides consulta médica para que te evalúen al año. Cuando finalice te sorprenderás de los resultados. Reflexiona después si esas preocupaciones eran o no reales. ¿Qué pasó después de las consultas médicas? ¿Realmente eran importantes?
  • Desconéctate de Internet. Si tienes un problema de hipocondría lo último que puedes hacer es entrar en Internet. Este comportamiento obsesivo solo hará que te centres más en los supuestos síntomas de una enfermedad que no existe.
  • Por otro lado, también debes de dejar de hablar de enfermedades. A veces dos personas pueden caer en un círculo que ronda siempre los mismos temas de conversación. No te acostumbres ni caigas en esa rutina. Hablar de lo mal que te sientes no hará que te pase, solo te obsesiona más.
  • Tienes que aprender que tener sensaciones corporales es algo normal que nos pasa a todo el mundo, la única diferencia es que el resto del mundo (que también las tiene) no le da tanta importancia y les pasa inadvertidos. El cuerpo reacciona ante el medio de muchas formas y no debemos focalizarnos solo en los síntomas específicos si no en todos los aspectos en general del cuerpo.
  • No te focalices en el miedo. Dale tiempo al miedo para que se vaya. No luches contra él, ni te fuerces a que desaparezca rápidamente. Simplemente respira, cuenta hasta 10, espera y deja que se retire poco a poco e ignorarlo, pero para ello debes de concienciarte de que el peligro no es real y que solo es el miedo el que está hablando por ti. Las sensaciones son muy desagradables pero no son un peligro potencial para ti, pensar lo contrario solo te hará sentir mal.
  • Retoma un hobby que te guste, un deporte o alguna actividad pero siempre acompañado al principio. Esto permitirá que no abandones a la primera de cambio porque tendrás al menos el apoyo de una persona que vela por ti.
  • Recuerda que las sensaciones corporales que experimentas cuando te agobias son las reacciones normales del estrés en su forma más exagerada. Son eso y nada más. No te dejes llevar por pensamientos catastrofistas.
  • Estas sensaciones no son en absoluto perjudiciales ni peligrosas. Son únicamente muy desagradables. No sucederá nada peor. Puedes aguantarlo perfectamente, tu cuerpo está preparado para experimentar estrés en millones de ocasiones. Eres fuerte.
  • Cuando comiences a sentirte algo mejor, mira a tu alrededor y planea qué vas a hacer después: llamar a alguien para contárselo, comerte un helado, dar un paseo,etc.
  • Cuando retomes lo que estabas haciendo, hazlo de forma relajada, siendo consciente del obstáculo que acabas de saltar. Y felicítate por ello. Después, con calma, en tu casa, analiza lo que más te ha ayudado, para echar mano de ello en la próxima ocasión (si es que hay una próxima, claro).
  • Pide ayuda a tus seres queridos. Si tienes hipocondría vas a necesitar la ayuda de amigos y familiares que te ayuden a ocupar tu tiempo libre. Así evitarás obsesionarte con la salud. Por supuesto, este será un tema tabú del que estará prohibido hablar.

Fuente: Internet

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