Se estima que 6.3 millones de personas en el mundo mueren anualmente por culpa de un accidente cerebrovascular también conocido como ictus.

Esto se debe a múltiples factores: hipertensión arterial, enfermedades cardiacas, obesidad, sedentarismo, tabaquismo, incremento de la expectativa de vida de las personas, mujeres que usan anticonceptivos orales y sufren de migraña, diabetes, entre otros.

Son más frecuentes entre las personas mayores de 65 años, sin embargo, cada vez hay más adultos jóvenes que lo padecen. Se manifiesta súbitamente; ya sea por la interrupción del flujo sanguíneo en una parte del cerebro (isquemia) o por la rotura de una arteria cerebral (hemorragia). Las estadísticas revelan que el 75% de todos los ictus son infartos cerebrales.

Aquí radica la importancia de recibir un tratamiento precoz, a fin de reducir la mortalidad de los pacientes y sus secuelas. Entre más rápido la persona sea atendida, mayores son sus probabilidades de recuperación, dependiendo de la ubicación y tamaño del suceso.

Es fundamental que sea atendido por un especialista durante las primeras 4.5 horas de producirse los primeros síntomas, advierte el doctor Manuel Moquillaza, neurólogo de la Clínica Ricardo Palma.

Asimetría facial (un lado del rostro caído), dificultad para hablar y gesticular palabras, pérdida de fuerza de uno de los brazos (no poder levantarlo), adormecimiento en uno de los lados del cuerpo, pérdida del equilibrio o coordinación son algunos de los síntomas más frecuentes.

Para prevenir un infarto cerebral se recomienda seguir una dieta saludable y balanceada para evitar la formación de placas de grasa en venas y arterias, realizar ejercicios con regularidad, restringir el consumo de tabaco y alcohol, mantener controlada la presión arterial.

Comentarios